Neoclasicismo y Arte Español del Siglo XVIII

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Neoclasicismo

Nace como reacción contra el recargamiento y la frivolidad del rococó. Su impulso inicial vino de la mano de los representantes de la Ilustración en Francia, hombres como Diderot y Voltaire protestaron contra el relajamiento moral del estilo rococó y, por asociación, contra el régimen que lo había engendrado. Reclamaban un arte racional, moral y con principios. Pedían un arte dirigido por la razón, y no por el sentimiento, en el que la perfección técnica dominara sobre la improvisación y la imaginación. No está íntimamente unido a la ideología revolucionaria, aunque es el arte que adoptará la Revolución francesa, en contraste con el Rococó, que quedará asociado al Antiguo Régimen.

Arquitectura

Rechaza todo tipo de ornamentaciones superfluas y busca versiones simplificadas de los modelos griegos y romanos. Las columnas sustituyeron a los pilares y los muros se dejan lisos o simplemente se recubren con sencillos motivos de estuco. En cuanto a la tipología de edificios se construyen numerosos edificios de tipo público: bibliotecas, mercados, museos, pórticos etc.

En Francia el neoclasicismo está representado por el Panteón de París (de Soufflot), la Iglesia de La Madeleine (París), construida como un templo clásico. También levantaron columnas conmemorativas y arcos de triunfo al modo romano: Columna de la Place Vendome y el Arco del Triunfo, ambos en París.

En Alemania destacan los Propileos y la Gliptoteca (Munich), así como la Puerta de Brandenburgo (Berlín). En Estados Unidos, recién independizados, el neoclásico será el estilo adoptado para la construcción de la nueva capital, Washington (P.ej. El Capitolio).

Escultura

El cambio del barroco al neoclasicismo fue lento, sustituyéndose el dinamismo por el equilibrio y la proporcionalidad basándose en los modelos de la antigüedad grecorromana. Los modelos se copiaban a la perfección, pero no se tomaban como punto de referencia como en el Renacimiento, por ese motivo este arte fue pronto estéril. La temática es la mitológica preferentemente, los materiales bronce y mármol. Los géneros más cultivados son el retrato, el monumento público y el monumento funerario.

Destacan los escultores Thorvaldsen (Jasón y el vellocino de oro) y sobre todo el italiano Canova, con Psiqué reanimada por el beso del amor y Venus Victrix (Paulina Bonaparte).

Pintura

La principal fuente de inspiración del artista debía ser la naturaleza, pero idealizada. Los personajes debían desarrollar musculaturas perfectas y proporciones canónicas, semejantes a las de las esculturas clásicas griegas. Los escenarios arquitectónicos debían recrear el pasado clásico de forma veraz. Otra característica era la falta de expresividad, los sentimientos no debían ser mostrados o si se mostraban debían ser contenidos y fríos. Las composiciones eran concebidas de forma geométrica, equilibrada y estática. Cuando en un grupo había que establecer una relación de movimiento, resultaba mesurado y con posturas muy estudiadas. La luz era clara y fría. La factura era impecable, es decir, la superficie del cuadro parecía esmaltada porque difícilmente se apreciaban las pinceladas. Predomina el dibujo sobre el color, estos son pálidos, convencionales y el dibujo es el objetivo prioritario del pintor. Contornos bien definidos, bellas líneas y cuidado detalle buscando una semejanza con la escultura.

Con Napoleón la pintura se convirtió en un arte de propaganda del emperador. En el Juramento de los Horacios (Jacques-Louis David) sigue la técnica del relieve romano, todo tiene un carácter teatral, con la arquitectura del fondo en arcos de medio punto y columnas dóricas marcando perspectiva. La Muerte de Marat (también de David)...

Arte Español del Siglo XVIII

Durante la primera mitad del XVIII continúa desarrollándose el barroco en España, con los hermanos Churriguera y Pedro de Ribera en arquitectura, Narciso Tomé y Salzillo en escultura. Este barroco español del XVIII se caracteriza por su recargada ornamentación, por lo que la influencia del Rococó europeo fue escasa.

La principal novedad será debida a la nueva dinastía Borbón, que introducirá en España los gustos del barroco europeo (francés e italiano, principalmente). Los reyes trajeron arquitectos extranjeros (Juvara, Sabatini, Mengs) para realizar las numerosas construcciones palaciegas y monumentales promovidas por la corona (La Granja, Aranjuez, Palacio Real de Madrid). El Reformismo Ilustrado de los Borbones (creación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando) logró que, poco a poco, se impusieran en España las corrientes artísticas europeas, en especial el barroco clasicista y el neoclásico.

Arquitectura

La arquitectura palacial de los Borbones. Con la llegada de la nueva dinastía se impone un barroco clasicista, de fuerte influencia francesa e italiana (frecuentemente obra de arquitectos extranjeros), que rompe con el barroco casticista de Churriguera y Ribera. Durante el siglo XVIII los Borbones promovieron la construcción de los palacios de los Reales Sitios: La Granja de San Ildefonso y Riofrío (Segovia), Aranjuez y El Pardo. El más importante es el Palacio Real de Madrid, mandado edificar por Felipe V sobre las ruinas del incendiado Alcázar. Es obra de arquitectos italianos como Juvara, sustituido a su muerte por Sachetti y Sabatini. La planta muestra la tradicional disposición de los antiguos alcázares medievales, cuadrada y en torno a un gran patio central. De los exteriores destaca su grandiosidad y elegancia, articulando sus fachadas con pilastras y columnas de orden colosal sobre un cuerpo bajo a modo de basamento y como remate estatuas. Entre los arquitectos de esta corriente del barroco clasicista destacan el italiano Sabatini (Puerta de Alcalá y Casa de la Aduana, en Madrid) y el español Ventura Rodríguez, (finalización de la Basílica del Pilar de Zaragoza, Capilla del Palacio Real de Madrid y el diseño -no la realización- de las fuentes del paseo del Prado).

Respecto al neoclasicismo, Juan de Villanueva es el arquitecto más destacado. Realizó tres obras emblemáticas: el Museo del Prado, el Jardín Botánico y el Observatorio Astronómico, todas ellas en Madrid formando parte del proyecto urbanístico de la reforma del paseo del Prado impulsado por el ilustrado Carlos III. El hoy Museo del Prado estaba pensado como Academia de Ciencias o Gabinete de Historia Natural, su arquitectura es de formas clásicas perfectamente depuradas, integradas por volúmenes independientes conectados entre sí.

Escultura

Siguiendo la tradición barroca española destacan Narciso Tomé (Transparente de la catedral de Toledo) y el murciano Salzillo, autor de pasos de Semana Santa y belenes.

Los materiales preferidos serán el mármol blanco y el bronce, en cuanto a la temática predominan los temas profanos. La Corona es el principal cliente de la época, los borbones pusieron de moda la figura del escultor de cámara que coordinaba las iniciativas y encargos reales.

Pintura

El pintor más destacado fue el bohemio Antón Rafael Mengs, quien fue traído a España por Carlos III, que le nombró pintor de la corte. Mengs pintó las bóvedas de los palacios Real de Madrid, Aranjuez y El Pardo y fue autor de numerosos retratos reales, su obra está caracterizada por la precisión del dibujo y la elegancia, si bien son frías y con falta de expresividad. Entre los pintores españoles destacan los españoles hermanos Bayeu, que recibieron la influencia de Mengs, con quien colaboraron en la decoración de los palacios reales y que apoyaron a Goya, la gran figura de la pintura española.

Francisco de Goya y Lucientes (1746 - 1828)

Inició su aprendizaje en Zaragoza, viajó a Italia y realiza sus primeras obras en la decoración de las bóvedas de la basílica de El Pilar. Gracias a la ayuda de su cuñado Bayeu (Goya se casó con Josefa Bayeu) se instaló en Madrid, trabajando como pintor de cartones de la Real Fábrica de Tapices. En Madrid su carrera fue en ascenso, convirtiéndose en el retratista de moda entre la nobleza cortesana. El rey Carlos IV le nombró su pintor de cámara. En pleno éxito, una enfermedad le produjo una sordera muy profunda que afectó a su carácter, volviéndose más introvertido, lo que tuvo reflejo en su pintura. La Guerra de la Independencia, durante la que sirvió a José Bonaparte, contribuyó con su crueldad a hacer más sombrío el carácter de Goya. Fernando VII, pese a su pasado afrancesado, le mantuvo como pintor de cámara. Pero Goya, atormentado por sus demonios interiores y por la dura represión absolutista del rey (Goya tenía ideas liberales), marchó voluntariamente al exilio, instalándose en Burdeos, donde murió.

La pintura de Goya evolucionó mucho a lo largo de su dilatada existencia: si comparamos sus primeras obras con las últimas parecen de dos artistas diferentes. Trató todos los temas: religiosos (el menos tratado), populares, infantiles, taurinos, retratos, históricos, fantásticos. Goya es un artista de contrastes, pasando con facilidad de la fiesta al aquelarre, de lo real a lo fantástico.

Si bien se tuvo una ligera influencia del rococó en su primera época y del neoclasicismo más tarde, su obra es de una gran originalidad, con una personalidad propia que lo hace difícil de encasillar, si bien su espíritu estaba más cercano del tradicional naturalismo de la pintura española.

Podemos agrupar la extensa obra de Goya en varios apartados:

Los cartones para tapices

Goya pintaba los cartones que servían de modelo a los tapices elaborados en la Real Fábrica. Predominan los temas populares, costumbristas, con brillante colorido: ej. El quitasol, La pradera de San Isidro o La gallina ciega. Esta primera etapa alegre y colorista, con gran preocupación por la luz (infl. Velázquez) se extiende hasta 1792, cuando se produce la sordera. Se manifiesta la influencia rococó y neoclásica: importancia del dibujo, ordenación geométrica, y color de tonos suaves, cálidos y luminosos.

Retratos

Goya fue el retratista de moda del reinado de Carlos IV.

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