La novela: características, elementos y análisis

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Características de la novela

Narrar es contar, relatar un hecho. La novela es una narración en prosa de cierta extensión, que desarrolla una o varias historias. Su extensión permite profundizar en la caracterización de los personajes y en la presentación del espacio y el tiempo, y suele aparecer dividida en capítulos. La novela es un género tardío, pues necesita mayor fijación de la lengua. La novela moderna nace en el siglo XVI con obras como Lazarillo de Tormes o Don Quijote de la Mancha. Hay multitud de subgéneros novelescos dependiendo del tema (policíaca), de la intencionalidad (satírica) y de la forma que presenta.

El narrador

Es la voz que cuenta la historia. Se denomina narrador interno si cuenta los hechos como protagonista o testigo, y narrador externo si los hechos son relatados en tercera persona; en este caso, si el autor conoce todo sobre los personajes, se denomina omnisciente.

Los personajes

Los personajes mantienen el peso de la obra. Un personaje es cada uno de los seres humanos, sobrenaturales o simbólicos que intervienen en una obra literaria. Según su importancia se dividen en:

  • Principales (protagonista/antagonista), si están directamente implicados en la trama.
  • Secundarios, si tienen una participación menor.
  • Incidentales.

Resultan personajes redondos si cuentan con muchos matices y tienen evolución psicológica, y planos si no cuentan con ese desarrollo o responden a un arquetipo.

El espacio

El espacio resulta fundamental y puede ser real o ficticio, rural o urbano, abierto o cerrado, verosímil o inverosímil. El espacio es fundamental para crear el ambiente de la obra.

El tiempo (orden y ritmo)

El tiempo externo es la época en la que se desarrollan los acontecimientos. El momento de elocución es aquel desde el que se narra la historia. El tiempo interno indica el orden y el ritmo de la novela. El orden puede ser lineal o alterar la linealidad: el relato puede comenzar en el nudo o en el desenlace. Por otro lado, el narrador puede interrumpir el desarrollo lineal para recordar algo del pasado (analepsis) o para anticipar el futuro (prolepsis). El tiempo real y el narrativo no tienen por qué ir acompasados.

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