Obras dramáticas de Federico García Lorca
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Primeras obras dramáticas (años 20)
El teatro de títeres y las farsas comienza su trayectoria dramática con un gran fracaso comercial, El Maleficio de la Mariposa, una obra simbolista sobre el tema del amor imposible y la frustración, una historia protagonizada por insectos con un lenguaje densamente lírico. Después escribe piezas breves inspiradas en el guiñol, los títeres de cachiporra, y compone varias farsas, piezas breves de carácter cómico y crítica de costumbres como El Amor de Don Perlimplín con Belisa en su Jardín (1929) o El Retablillo de Don Cristóbal, para guiñol. Su primer éxito llegó con Mariana Pineda (1927), sobre la heroína que murió ajusticiada en Granada en 1831 por haber bordado una bandera liberal. Una pequeña obra maestra es La Zapatera Prodigiosa (1929), donde plantea los temas de la lucha de la realidad con la fantasía y la ilusión amorosa insatisfecha de una joven hermosa, casada con un zapatero viejo, que finalmente sabe reconquistar a su mujer.
La experiencia vanguardista
El teatro surrealista de las “Comedias Imposibles”. Tras su viaje a Nueva York en 1929, Lorca escribe obras marcadas por su crisis personal y por el surrealismo. En El Público (1930 pero estrenada en 1980) desarrolla el tema del amor homosexual que la sociedad de la época no aceptaba y el problema del teatro convencional, que debe ser destruido y sustituido por un teatro más auténtico. En El Público Lorca da nombre a una concepción de teatro: el “Teatro Bajo la Arena”, que escarba en las capas más profundas de la personalidad humana y que, por la crueldad con que refleja los verdaderos dramas íntimos de cada persona (la “fuerza oculta”), molesta al público. Por supuesto, él se muestra partidario de este tipo de teatro que aparece en las Comedias Imposibles: el teatro auténtico. En Así que pasen cinco años (1931) reitera algunos de sus temas característicos: la frustración íntima, el amor, la muerte, la infancia perdida, la amargura existencial. En Comedia sin título (1935) plantea la necesidad de un teatro revolucionario.