Tres Obras Maestras de la Arquitectura Renacentista y Barroca en Italia

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Cúpula de San Pedro del Vaticano

La Cúpula de San Pedro del Vaticano es una obra maestra de la arquitectura renacentista. Miguel Ángel diseñó una doble cúpula hemisférica, inspirada en la cúpula de Brunelleschi para la catedral de Santa María dei Fiore de Florencia. Antes de su muerte en 1564, Miguel Ángel completó la estructura del tambor, asegurando la continuidad de su proyecto. Posteriormente, Giacomo della Porta, con la ayuda de Domenico Fontana, continuó la construcción de la cúpula, finalizándola en 1603 con la colocación de la esfera de bronce y la cruz superior. Los trabajos se prolongaron hasta 1612, incluyendo la decoración del mosaico interior, basada en los cartones del Cavalier D'Arpino y Giovanni De Vecchi. Giacomo della Porta modificó el proyecto original, disminuyendo el peso lateral de la enorme mole y mejorando su visibilidad. El tambor tiene un zócalo que sirve de base a 16 contrafuertes radiales que contrarrestan estructuralmente el peso de la cúpula. Fue concebida para ser la sede de la Iglesia y la más grande de Roma y Europa, dominando cualquier vista de la ciudad.

Iglesia del Gesù

La Iglesia del Gesù marca la transición del Manierismo al Barroco. Vignola diseñó una iglesia de planta longitudinal con una sola nave cubierta con bóveda de cañón, tres capillas interconectadas a cada lado y un transepto coronado con una cúpula. La fachada y la cúpula fueron diseñadas por Giacomo Della Porta. La fachada, un homenaje al clasicismo, reinterpreta la arquitectura clásica insertando elementos del manierismo de Miguel Ángel, como la combinación de tímpanos triangulares en toda la fachada, a la vez que preanuncia el Barroco con juegos de volúmenes. Todo el cuerpo arquitectónico forma parte de un nuevo estilo, fruto del manierismo más clasicista, que da un primer paso hacia el Barroco. La decoración pictórica de la iglesia y sus altares es plenamente barroca. Destaca el gran ejercicio de trampantojo visual realizado por Giovanni Battista Gaulli en la bóveda. El edificio está integrado en el centro urbano sin romper las armonías, pero destacando. Su cúpula austera se amolda al entorno sin prevalecer exageradamente. Fue construido para albergar el sepulcro de San Ignacio de Loyola y dar culto en la Eucaristía.

Villa Capra

La Villa Capra, también conocida como "La Rotonda", presenta en el exterior un perfil idéntico en sus cuatro fachadas. Cada una se articula a partir de unas pronunciadas escalinatas que conducen hacia un pórtico de seis columnas de orden jónico, con entablamento y frontón triangular rematado con una estatua en cada uno de sus vértices. En el centro del edificio, una cúpula cubre la sala circular central de la mansión. La planta ofrece una sensación de simetría en forma de cruz griega. En el centro, la gran sala circular sirve como eje distribuidor de las habitaciones y salas que la rodean. Está situada sobre un pequeño montículo en medio del campo, y las fachadas se orientan hacia los puntos cardinales, permitiendo así una vista privilegiada del entorno. Fue construida para el clérigo Marius Capra Gabrielis, cuyo nombre aparece en los frisos de los cuatro pórticos. Es conocida como "La Rotonda" por la sala circular central cubierta por la gran cúpula semiesférica. Andrea Palladio fue el arquitecto de esta magnífica villa, considerada una de las obras maestras del Renacimiento.

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