El Origen de la Cólera de Aquiles: Ofensa, Peste y Conflicto en la Ilíada
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El Origen del Conflicto en la Ilíada: La Ofensa y la Cólera
La Ofensa a Apolo y el Desencadenamiento de la Peste
La narración comienza con la peste que asola el campamento aqueo. Su origen se encuentra en la ofensa de Agamenón, líder de los aqueos, a Crises, sacerdote del dios Apolo y padre de Criseida. Crises acudió a las naves aqueas con la intención de dialogar respetuosamente con Agamenón y solicitar la liberación de su hija, Criseida, a cambio de un rescate. Sin embargo, Agamenón no solo rechazó la petición, sino que insultó y amenazó de muerte al sacerdote, ofendiendo así tanto a Crises como a su protector divino, Apolo, el dios flechador. Como venganza por la afrenta a su sacerdote, Apolo descendió del Olimpo y comenzó a disparar sus flechas portadoras de la plaga contra el ejército aqueo.
La Asamblea y la Revelación de Calcas
Preocupada por la devastación, la diosa Hera infundió en el corazón de Aquiles el deseo de convocar una ágora (asamblea de los reyes y principales guerreros) para encontrar una solución a la calamidad. Aquiles convocó la asamblea y llamó también a los adivinos, quienes poseían el don de comunicarse con los dioses y revelar la verdad, y no podían mentir sobre ello. Se presentó Calcas, el más reputado de los adivinos aqueos. Aquiles le instó a revelar qué fue lo que causó la peste y cuál era la solución, asegurándole su protección.
Calcas reveló entonces la verdad:
- Causa de la peste: La ofensa de Agamenón a Crises al rechazar la devolución de Criseida.
- Solución: Agamenón debía devolver a Criseida a su padre en Crisa, sin aceptar recompensa alguna, y ofrecer una solemne hecatombe (sacrificio de cien bueyes) a Apolo para aplacar su ira.
La Querella entre Aquiles y Agamenón
Tras la revelación de Calcas, estalló la querella: un violento enfrentamiento verbal en plena ágora entre Aquiles y Agamenón. Agamenón, furioso por ser expuesto y obligado a ceder su botín (Criseida), humilló a Aquiles amenazando con tomar su propia recompensa, la esclava Briseida, para demostrar su poder supremo como comandante. Agamenón, un hombre poderoso, exhibió su poder ("trata de mostrar sus colmillos o sus plumas") quitándole su botín y enseñándole que tenía la autoridad para hacerlo. Hay que prestar atención a que no lo retó a una batalla, ya que sabía que perdería contra Aquiles.
Aquiles, enfurecido por la humillación y la injusticia, estuvo a punto de desenvainar su espada y matar a Agamenón. Sin embargo, la diosa Atenea intervino, enviada por Hera, aconsejándole que obedeciera a los dioses, contuviera su fuerza física y se limitara a insultar verbalmente a Agamenón, prometiéndole futuras compensaciones. Aquiles, aunque a regañadientes, obedeció a la diosa.
La superioridad de Aquiles en la fuerza física, que Agamenón evitó confrontar directamente, es una característica clave del héroe. Aquiles reta a Agamenón usando la amenaza de la fuerza física y lo humilla verbalmente porque es superior en ese sentido. Esta superioridad se muestra más adelante, por ejemplo, cuando humilla a Héctor mediante una batalla donde demuestra su dominio frente al oponente.
La Cólera de Aquiles y su Retirada
Aunque Agamenón finalmente accedió a devolver a Criseida para detener la peste, cumplió su amenaza: como compensación por la pérdida de su botín, envió a sus heraldos a la tienda de Aquiles para tomar a Briseida, que estaba en posesión del héroe. Este acto consumó la humillación. Profundamente herido en su honor, Aquiles montó en cólera y anunció su retirada del combate. Juró no volver a luchar junto a los aqueos hasta que su honor fuera reparado, una decisión que tendría consecuencias devastadoras para el ejército griego y que solo se revertiría tras la trágica muerte de su amigo más querido, Patroclo.