Origen e historia de las lenguas de España: del latín a la diversidad
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Origen histórico de las lenguas de España
Las lenguas románicas
Las lenguas de España, con la única excepción del vasco, proceden del latín: se trata, por tanto, de lenguas románicas o romances. Su formación consta de las siguientes fases:
Pueblos prerromanos y la fragmentación del latín
Presencia prerromana
Antes de la llegada de los romanos, en la península ibérica coexistían diversos pueblos (celtas, iberos, celtíberos, turdetanos, vascones, lusitanos...), cada uno con su propia lengua.
El colapso del Imperio Romano
En el siglo V, las invasiones de los pueblos germánicos del centro y norte de Europa (en la península, los visigodos en el siglo VI) produjeron el colapso del Imperio romano. Dos factores contribuyeron a ahondar las diferencias entre las distintas variedades del latín hispánico:
- Desaparición de la homogeneidad: Tras las invasiones germánicas, la decadencia cultural, la desaparición de la Administración del Imperio romano y el aislamiento de las regiones aceleraron la fractura lingüística, permitiendo que en cada territorio se desarrollaran tendencias fónicas, gramaticales o léxicas diferentes.
- El superestrato lingüístico: Este fenómeno, en el caso de la península ibérica, estuvo conformado por las huellas de la lengua germánica –hablada por los visigodos antes de adoptar el latín– y, desde el año 711, del árabe. Se entiende por superestrato la influencia de la lengua de un pueblo invasor en la lengua de un pueblo invadido.
Nacimiento de las lenguas romances peninsulares
En torno al siglo X culminó la diferenciación de los primitivos romances hispánicos: gallego-portugués, asturleonés, castellano, navarroaragonés, catalán y mozárabe (hablado por los cristianos de al-Ándalus). Los núcleos principales de la Reconquista explican su distribución en franjas paralelas de norte a sur.
Romanización y sustrato lingüístico
La llegada del latín
En el año 218 a. C., los romanos desembarcaron en Ampurias (Girona). Se inició entonces el proceso de romanización, mediante el cual los hispanos adoptaron las costumbres, la organización jurídica y administrativa y la lengua de los colonizadores. Sin embargo, el latín hablado en Hispania no era, seguramente, homogéneo.
Sustrato y diferenciación dialectal
El sustrato lingüístico de cada territorio pudo dar lugar a una primera diferenciación dialectal, que está en el origen de las futuras lenguas románicas. Se denomina sustrato al fenómeno de interferencia entre lenguas que se produce cuando un pueblo sojuzgado pasa a hablar la lengua de los conquistadores. En estos casos, los usos lingüísticos de la lengua dominada se transfieren a la dominante, de la misma manera que la lengua materna de un individuo influye en cómo este habla una lengua aprendida. Así, la huella de las distintas lenguas prerrománicas pudo influir tempranamente en la fragmentación del latín peninsular.
Expansión del castellano
: La pujanza del Reino de Castilla hasta el siglo x, un condado vinculado al Reino de León y la preeminencia de su lengua provocó, con el tiempo, la desaparición del mozárabe, y limitó el desarrollo del asturleonés y del navarroaragonés.