El Origen del Teatro Griego: De Dionisio a la Tragedia

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Origen de la Tragedia

El nacimiento del teatro griego se remonta a las antiguas celebraciones en honor a Dionisio, el dios del vino, de la fertilidad y de la renovación anual de la naturaleza. Los historiadores han logrado reconstruirlas a partir de testimonios dispersos.

Dionisio era hijo de Zeus y una mortal, la tebana Sémele. Según la tradición, Dionisio vivió durante un tiempo en la tierra y va acompañado por un séquito de sátiros. A modo de recordatorio del paso de Dionisio por la tierra, los hombres de las aldeas celebraban el durmiente, una ceremonia en su honor. En esa fiesta, 50 varones disfrazados de sátiros danzaban mientras entonaban un canto en honor del Dios. Tragedia proviene de dos vocablos griegos: tragos, que significa macho cabrío, y odé, que significa canto. El significado de tragedia habría sido "canto de los machos cabríos".

Al principio, ese canto no era más que una serie de sonidos que imitaban las voces de los animales. Sin embargo, con el paso del tiempo, dio lugar a un tipo de composición poética conocida como ditirambo.

Cuenta el historiador Heródoto que Arión, un músico que vivió en el siglo VI a.C., fue el primero en componer un ditirambo, darle el nombre y representarlo en Corinto. Existen documentos que lo llaman "inventor de la modalidad trágica" y señalan que fue él quien dirigió por primera vez actores disfrazados de sátiros que se expresaban en verso.

Por otra parte, habría sido Tespis, un poeta lírico ambulante que viajaba en carro de pueblo en pueblo, quien en el siglo V a.C., en las celebraciones de las festividades dionisíacas locales, habría introducido el ditirambo en las regiones aledañas a la ciudad de Atenas. También le pertenecía la idea de destacar a uno de los intérpretes (el corifeo) del resto del coro, dando el primer paso hacia el diálogo dramático. También habría sido Tespis el primero que pintó su cara para las representaciones y quien luego introdujo el empleo de las máscaras.

La Tragedia según Aristóteles

La tragedia, en particular, la define del siguiente modo: "es una imitación (mímesis) de acción digna y completa, con lenguaje que deleita por su suavidad... imitación que se efectúa por medio de personajes en acción, no narrativamente, logrando por medio de la piedad y el terror la expurgación (katharsis) de tales pasiones".

La consideración del teatro como mímesis, es decir, imitación o copia, de personajes en acción y no presentados a través de un narrador, como en el caso de la poesía épica. Por otra parte, esta mímesis no busca divertir al público, como en el caso de la comedia, sino que persigue un fin más profundo: la katharsis, la purificación de las pasiones.

Mediante el espectáculo que presentaban los actores, el público podía experimentar dos emociones: el terror y la piedad, de tal modo que se estremeciera y a la vez sintiera conmiseración por lo que estaba sucediendo en escena. Según Aristóteles, el espectador alcanzaba el equilibrio de las pasiones.

Se puede decir que la tragedia tiene como tema trascendente el pago por la culpa o el crimen, en el que se incurre al caer en un exceso, por no hacer lo que está previsto en el destino.

La acción trágica se caracteriza por el cumplimiento de la peripecia, lo que Aristóteles describe como "la inversión de las cosas en sentido contrario".

La Argumentación

Argumentar consiste en aportar pruebas con el propósito de defender una opinión, justificar una decisión y, fundamentalmente, es intentar convencer al destinatario mediante razones para que piense de una manera determinada.

Estructura Argumentativa

  1. Elección de temas y búsqueda de las pruebas y argumentos (inventio): es el paso previo a todo texto argumentativo, que consiste en una selección de qué se va a decir y con qué se va a argumentar. Trabajo de recolección de datos y pruebas.
  2. Disposición (dispositio): consiste en el orden en el discurso de lo que se ha encontrado en el paso anterior.
  3. Expresión (elocutio): consiste en poner en palabras el material argumentativo. Se emplea una variedad de figuras retóricas cuya finalidad no es sólo embellecer los argumentos, sino reforzar su fuerza persuasiva.

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