Orígenes del Nacionalismo Catalán, Nacionalismo Vasco y Constitución de 1876
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Orígenes del Nacionalismo Catalán
El origen del nacionalismo catalán convivía un doble sentimiento colectivo español y catalán. En la 1ª República, el federalismo se convirtió en la base de una opción política de catalanismo, bajo la dirección de Valentín Almirall. Fue con la Restauración cuando el nacionalismo catalán supuso una reacción a la concepción de nación española de Cánovas: el republicanismo federal catalán que reclamaba la soberanía para Cataluña, predominó tras la creación en 1879 del Diari Català, su principal defensor Valentí Almirall. Otro de carácter conservador y corporativo defendía desde posiciones regionalistas una Cataluña singular de una España plural. El sector conservador se impuso a finales de siglo con las Bases de Manresa. En 1901 se creó la Liga Regionalista, primer gran partido de nacionalismo catalán.
Nacionalismo Vasco
El nacionalismo vasco surgió de los hechos: las guerras carlistas, que acabaron con la abolición de los fueros y la industrialización. La cuestión foral fue uno de los ejes de confrontaciones entre el Estado liberal y las provincias vascas. La literatura fuerista, de raíz romántica, tras la derrota del carlismo vasco en 1876, los fueristas se dividieron en 2 grupos políticos: unos defendían la unión vasca-navarra para reivindicar los fueros, mientras que los 2 evolucionaron al autonomismo. La clase obrera se distanció del nacionalismo, al que vincularon con los sectores reaccionarios y tradicionales. Los principales líderes nacionalistas vascos provenían del carlismo, Sabino Arana su mayor líder que en 1895 fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV).
Constitución de 1876
Esta constitución ha sido la mayor vigencia en la historia contemporánea, duró hasta 1923. Su logro fue la estabilidad, de la que había carecido desde 1808. Surgió como una síntesis y un punto intermedio entre las dos constituciones precedentes, las de 1845 y 1869. El texto del anteproyecto fue aprobado por las Cortes surgidas de las elecciones de enero de 1876 mediante sufragio universal, por amplia mayoría. El texto definitivo se publicó el 2 de julio, tras ser ratificado por el rey. La forma mostraba el espíritu de partida: el pacto, lo que explica su durabilidad. Su escasa concreción dejaba en manos del partido gobernante aspectos básicos como el sufragio o la cuestión religiosa.
- Soberanía compartida rey-cortes. Ambas instituciones son parte de la constitución histórica. La monarquía era la médula del Estado. El monarca era la piedra angular del sistema y la cabeza del ejército. La corona regulaba los tres poderes.
- Derecho de sufragio. Se dejaba pendiente al no precisar el sistema de votación. Dos leyes electorales definirán este derecho: la de 187, que retomó el sufragio censitario y la de 1890, que recuperó el universal.
- Cuestión religiosa. Provocó un intenso debate. Se declaraba al Estado confesional y se le encomendaba el mantenimiento del culto, pero se introducía la libertad religiosa aunque limitaba a las manifestaciones privadas.