El papel del rey y la evolución de la filosofía en la antigua Grecia
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Hemos visto cómo el rey funcionaba como intermediario entre el macrocosmos y el microcosmos, un componente que hacía que la organización de la comunidad bajo su poder se entendiera como fruto de la ordenación divina. Los dioses siguen estando en la ciudad, y tienen un gran papel en ella, pero no intervienen en las formas concretas de gobierno más que como posibles argumentos en la discusión. Esto es paralelo, por otra parte, a que los cultos y templos pasen a ser gestionados por la ciudad o, si acaso y en determinadas circunstancias, por grupos aristocráticos subordinados a ella. Tan importante como esto, o más, es que al percibir el microcosmos como algo a disponer en claves de racionalidad e interés común, también se libera al macrocosmos de su papel de legitimador del orden monárquico. No es casual que sea ahora cuando nace la filosofía, esto es, cuando los filósofos presocráticos (Tales, Anaximandro, Anaxímenes…) que se plantean, por ejemplo, qué es lo que fundamenta el mundo, su principio fundamental. Se ha recalcado para estas reflexiones el papel de las culturas escritas del POA y también se ha insistido en que esto no debe ser confundido con una aproximación “científica” al problema, entre otras cosas por la vinculación de algunos de estos pensadores con componentes místicos y religiosos, incluyendo formas de organización de las comunidades filosóficas que recuerdan las de los círculos de iniciados y mistéricos. Pero nada quita que se abran caminos nuevos hacia una visión racional del mundo y ya nomítica. Un segundo tema importante se refiere al proceso de paso de un mundo de pre-derecho, un mundo donde los conflictos internos se resuelven por la vía de las venganzas o compensaciones entre grupos –familias o “clanes”- a un mundo donde la ciudad asume esos conflictos y genera el derecho como un instrumento al servicio de la convivencia. Cuando el Estado asume estos componentes, se limitan los conflictos civiles que pueden destruir a la comunidad y nace el derecho propiamente dicho, que exige una organización, textos y la publicidad de los principios y de las actuaciones.
Con todo ello, la ciudad griega está también inseparable de la escritura y de la escritura pública: organización del Estado –como el producto del trabajo de los legisladores-, normas de derecho y otros habrán de ser publicitados y expuestos. Los epígrafes cumplen ahora un papel esencial y del que se beneficia mucho el trabajo del historiador.