Pensamiento Político de Kant: Estado, Soberanía y Progreso

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Filosofía de la Historia

El pensamiento político de Kant está fuertemente influido por dos hechos históricos: la Revolución Francesa y la Independencia de los Estados Unidos. Sus ideas son el resultado del diálogo con las posiciones de los clásicos: Hobbes, Locke, Hume y Rousseau, y al realismo político de Maquiavelo.

Kant parte de una consideración de la Historia como progreso constante de la libertad y la racionalidad. La especie humana se inscribe como sujeto/objeto en ese mismo devenir, de tal manera que, según Kant, está sujeta al progreso, y que se puede hablar de edades diferentes a nivel histórico como se hace a nivel biográfico. De la misma manera que un hombre tiene infancia, adolescencia, juventud y madurez, las sociedades humanas también las tienen. La infancia de la humanidad es comparable, según Kant, con lo que Hobbes, Locke y Rousseau denominaron estado de naturaleza.

Estado de naturaleza

Al igual que Hobbes, Kant concibe el estado de naturaleza como un estado de guerra potencial, como resultado de la ausencia de una autoridad pública que determine qué corresponde a cada uno en caso de conflicto. La falta de seguridad jurídica es la que aconseja a los hombres salir de ese estado y construir un ámbito jurídico establecido: el Estado. La propia naturaleza determina al ser humano a asociarse y aislarse.

El Estado civil: contrato y soberanía

El contrato originario no es en Kant un hecho histórico, sino un ideal regulativo, un criterio ideal por el que se legitiman las Constituciones. El pacto es el resultado de una voluntad general, no en el sentido que le da Rousseau, sino entendida como idea regulativa de la razón, conocida a priori. Así, en la sociedad civil, todo ciudadano es un colegislador, pues al obedecer las leyes se obedece a sí mismo.

Kant supone tres momentos en la constitución del Estado:

  1. Primero, la multitud de individuos.
  2. Segundo, el pueblo reunido que tiene una voluntad general.
  3. Tercero, el pueblo sometido a la voluntad jurídica del legislador supremo.

La finalidad del Estado es la de garantizar el Derecho. El papel del Estado se reduce a ofrecer el marco jurídico, el ámbito de seguridad, que posibilita esta empresa.

En este punto, Kant se opone a la doctrina del despotismo ilustrado, entonces dominante, que supone una concepción paternalista del Estado: los súbditos son como menores de edad y el monarca ha de velar por su felicidad.

Formas de gobierno

Kant distingue entre forma de soberanía y forma de gobierno. La primera clasificación contempla quién es el legislador soberano, y distingue: autocracia, aristocracia, democracia. Según cómo estén relacionados los poderes, distingue entre gobierno despótico (los poderes están centralizados) y gobierno patriótico o republicano (separación de poderes). Combinando los diversos términos de estas dos clasificaciones tenemos las formas políticas posibles. Kant sustituye el término “monarquía” por el de autocracia, que puede ser despótica o republicana.

La revolución

Las ideas liberales de Kant se combinan con un espíritu conservador. Rechaza explícita y rotundamente el derecho de resistencia. No cree en la revolución, ya que ésta atenta contra el orden social, que es la garantía de la paz necesaria para el desenvolvimiento de la vida ciudadana, y supone volver al incierto estado de naturaleza. El progreso con el que se muestra partidario Kant es con el tutelado o vigilado por gobernantes bien capacitados.

Sin embargo, Kant valoró la Revolución Francesa como un auténtico progreso en la Historia y aprobó su objetivo fundamental: el derecho de un pueblo a cambiar el despotismo por una constitución republicana.

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