Pintura Renacentista y Gótica: Características y Evolución Artística
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Pintura Renacentista
La pintura renacentista abarca el período de la historia del arte europeo comprendido entre el arte de la Edad Media y el Barroco.
Como todo el arte del Renacimiento, la pintura de esta época está intrínsecamente relacionada con la idea de volver a la Antigüedad clásica. El impacto que tuvo el Humanismo sobre artistas y sus patronos fue fundamental, propiciando la adquisición de nuevas sensibilidades y técnicas artísticas.
Características Principales
Hay una serie de características que distinguen la pintura renacentista de su inmediata antecesora, la pintura medieval:
- Evocación de lo antiguo: Se buscaba tomar como ejemplo la belleza idealizada de la Antigüedad clásica.
- Observación viva de la naturaleza: Los cuadros se sitúan en paisajes naturales que se intentan recrear con fidelidad, o en marcos arquitectónicos donde columnas, frontones, palacios y templos sirven de excusa para alardes de perspectiva.
- Antropocentrismo: La figura humana se convierte en centro y medida de todas las cosas. El estudio de la anatomía, incluso mediante autopsias, ayudó a los artistas a comprender la realidad del cuerpo humano y sus mecanismos de movimiento, representándolo de forma más realista, aunque a menudo idealizada.
- Dominio de la perspectiva y técnicas compositivas: Se perfeccionaron las técnicas para crear ilusión de profundidad y organizar los elementos en el lienzo.
- Uso de luces y sombras: Se exploraron efectos como el claroscuro o la grisalla. De ahí surgieron técnicas nuevas como el esfumado (efecto brumoso), en la que destacó Leonardo da Vinci.
- Técnicas murales: Continuaron realizándose decoraciones murales al temple y al fresco.
Pintura Gótica
La pintura gótica, una de las expresiones del arte gótico, no apareció hasta alrededor del año 1200, es decir, casi 30 años después del comienzo de la arquitectura y la escultura góticas. La transición del Románico al Gótico es muy imprecisa y no hay un corte claro; podemos ver los comienzos de un estilo más sombrío, oscuro y emotivo que en el período previo ya a principios del siglo XIII.
El impulso decisivo de esta pintura realista cristiana se produjo en la Italia septentrional a finales de dicho siglo. Diseminándose por el resto de Europa, el período gótico se extendió durante más de doscientos años.
Naturalismo y Expresión
La característica más evidente del arte gótico es un naturalismo cada vez mayor, frente a las simplificadas e idealizadas representaciones del Románico. Se considera que esta característica surge por vez primera en la obra de los artistas italianos de finales del siglo XIII y marcó el estilo dominante en la pintura europea hasta el final del siglo XV.
La pintura gótica se aproxima a la imitación de la naturaleza que será el ideal del Renacimiento, incluyendo la representación de paisajes, aunque esto sigue siendo poco usual. Se desprende de los convencionalismos y amaneramientos bizantinos y románicos, pero no toma como ideal de belleza el arte griego ni romano antiguo.
Por lo mismo, aunque dicha pintura es un verdadero renacimiento en sí misma, se distingue de la propiamente llamada del Renacimiento clásico en que no cifra su perfección primordialmente en la belleza de las formas exteriores (que, aun sin descuidarlas, resultan, a veces, algo incorrectas en la pintura gótica), sino, sobre todo, en la expresión de la idea religiosa y en dar a las figuras cierto sabor místico y eminentemente cristiano. A pesar de ello, también ha de decirse que es en este momento cuando comienza la pintura profana, es decir, la pintura cuyos temas ya no son siempre religiosos.