Plan Divino: Descubre el Propósito de Dios para la Humanidad y la Creación
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El Plan de Dios para la Humanidad y la Creación
Dios, en su infinita sabiduría, es el creador de todo el universo, y para Él, nosotros, los seres humanos, somos lo más importante de su creación. Todo lo creó para que vivamos felices: la naturaleza, la vida, el ser personas, el amor e incluso lo más pequeño que nos rodea. Nos regaló la vida para que todos podamos ser felices y nos hizo libres, otorgándonos la capacidad de elegir. También nos ofrece un proyecto personal, al que llamamos vocación, para que podamos crecer y desarrollarnos en plenitud.
Dios nos hizo personas capaces de comunicarnos y de compartir todo lo bueno que nos regaló, pero no dejó todo terminado. Nos hizo partícipes de su proyecto al darnos el servicio de hacer crecer y fructificar la naturaleza.
El Mundo que Construimos y sus Consecuencias
Cuando Dios nos creó, también nos regaló su proyecto. Nos invitó a vivir de una forma especial nuestras relaciones:
- En nuestra relación con Él: Nos invitó a vivir como hijos.
- En nuestra relación con los demás: Nos invitó a vivir como hermanos.
- En nuestra relación con la naturaleza: Nos invitó a ser administradores responsables.
Sin embargo, como humanidad, rechazamos el proyecto de Dios: invertimos estas relaciones y nos pusimos en su lugar. Nos creímos dioses. Así, Dios pasa a ser "algo" a quien manejamos, y la naturaleza y los demás se convierten en medios para satisfacer nuestros caprichos. A esta desobediencia la llamamos pecado, y el primer pecado fue justamente querer hacernos como Dios, determinando nosotros, por nuestra cuenta, lo que está bien y lo que nos conviene.
La razón por la cual debemos ser obedientes al proyecto de Dios es porque solo en Él encontraremos la auténtica felicidad. Y en la medida en que obedecemos su voluntad, vamos realizando su proyecto en nosotros y en nuestras relaciones. De esta manera, desarrollamos una vida donde el amor se vive en serio. El pecado es rechazar a Dios, que es rechazar el amor. Un mundo donde el odio, la envidia, la avaricia, la guerra y otros males están presentes es un mundo sin amor, es decir, un mundo de espaldas a Dios.
El Mundo que Debemos Construir: El Llamado a la Vida Cristiana
Hay personas que pasan su vida haciendo el bien. Nosotros mismos tenemos la experiencia de que cuando somos buenos, nos sentimos más felices. Justamente Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, vino a nosotros para invitarnos a retomar el proyecto de Dios Padre, y con su pasión, muerte y resurrección, venció de una vez y para siempre al pecado. Él nos devolvió la capacidad de ser libres para hacer el bien y para rechazar el mal.
Ser cristiano es seguir a Jesús: es hacer de nuestra familia, de nuestra escuela y de nuestra sociedad, lugares donde el amor se viva realmente. Para que seamos capaces de llevar a cabo esta tarea, Dios nos regala una fuerza especial a la que llamamos "gracia". La gracia nos acompaña desde el bautismo en cada momento de nuestra vida, y en la celebración de los sacramentos se renueva y enriquece.
Es, entonces, el mismo Dios quien nos invita a construir un mundo donde reine el amor, porque de esta manera cumplimos su voluntad.