Platon Terminos Pau

Clasificado en Filosofía y ética

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D IAL É CTICA
Este concepto tiene hasta tres sentidos distintos en la obra platónica:
1) Ciencia suprema acerca de las Ideas y sus relaciones, en especial de las relaciones de todas las Ideas con la Idea suprema de
Bien.
Es la única capaz de ofrecernos verdadero conocimiento, y la última y principal enseñanza de la educación del rey-filósofo.
Las características que atribuye Platón a este tipo de conocimiento son:
-Es una actividad cognoscitiva, pues trata del ejercicio de la razón.
-Su objeto es el conocimiento del mundo inteligible, de las relaciones existentes entre las ideas.
-Su aspiración última es el conocimiento de la Idea de Bien y del modo en que ésta es el fundamento último de toda la realidad.
En este sentido, Platón definirá la dialéctica como "una ascensión al Ser".
-Por ser una actividad estrictamente racional no se apoya en la percepción; por utilizarse la pura razón el conocimiento al que da
lugar es un conocimiento estricto, universal y necesario.
-No acepta como verdadera ninguna premisa que no haya sido cuestionada, busca el sentido último, la razón más profunda
de cada tema.
2) Método racional identificado con la práctica de la filosofía y la ciencia, que me permite obtener conocimiento universal y fiable.
Es un procedimiento dialógico, de preguntas y respuestas, que pretende alcanzar el conocimiento de las Ideas, la verdad o esencia de
la cosa, que quedará plasmada en la definición. Para ello, parte de hipótesis que deben ser puestas a prueba mediante críticas y
refutaciones, "echándolas abajo" una tras otra, sin recurrir a nada ningún dato de la experiencia sensible, hasta que finalmente se llega a una
aseveración que resiste todas las críticas. Esto se conoce con el nombre de dialéctica ascendente. Pero también existe una dialéctica
descendente
, que consiste en ir deduciendo desde el conocimiento de lo más general (Idea de Bien, que ilumina todas las Ideas) hasta el
de lo concreto y particular, con vistas a su aplicación en el terreno de lo sensible y de los asuntos humanos.
3) Impulso erótico intelectual, es decir una actividad emotiva y volitiva como amor o aspiración hacia la Idea de Bien (Verdad, Bien,
Belleza). Este impulso es el que guía al rey-filósofo en su actividad cotidiana, sobre todo en el proceso de enseñanza.
IDEA DE BIEN
Es la idea suprema, la más perfecta del mundo inteligible. La Idea de Bien incluye a todas las demás y refleja la totalidad de lo
real. Por eso, quien conoce esta Idea conoce todo cuanto se puede conocer, ha alcanzado la verdad y el conocimiento absoluto. Da
lugar a todas las demás Ideas y tiene todas sus características (ver mundo inteligible), y sirvió de modelo al Demiurgo para ordenar el
mundo sensible.
La Idea de Bien es el principio unificador en torno al cual se agrupan y ordenan las restantes ideas. En ese sentido, da inteligibilidad o
racionalidad a las Ideas y al mundo sensible, y la dialéctica culmina en su conocimiento. Por ello, todas las cosas, y mucho más el
hombre, aspiran de un modo u otro al Bien. La filosofía es precisamente expresión del afán por la comprensión definitiva de dicha idea.
Por consiguiente, la Idea de Bien es el fundamento y la causa de toda la realidad y de todos los valores morales, llegando
a ser virtuosos los que la conocen. Platón la compara con el Sol en el Mito de la Caverna. Es el sol de las ideas, la idea de las ideas. Está
en el límite extremo del mundo inteligible, es lo que hace posible la comprensión verdadera, la inteligibilidad de lo real y, además
quién gobierne la vida ética y política debe guiarse por ella: es necesario que la vea quien quiera conducirse sabiamente tanto en la vida
privada como en la pública.
O PINI Ó N (DOXA)
Se trata de un conocimiento superficial, poco fiable, aparente, no es verdadero, relativo, del mundo sensible (de lo
cambiante, imperfecto e imperecedero) y que tiene como fuente no la inteligencia, sino los sentidos. Platón distingue dos niveles en
la opinión: la imaginación o conjetura (eikasía), que serían las imágenes o sombras de las cosas sensoriales (palabras, dibujos,
representaciones) y la creencia (pistis), o las cosas que percibimos directamente (objetos, cosas a las que se refieren las palabras, dibujos,
representaciones, etc.)
Platón considera la opinión como algo intermedio entre la ignorancia absoluta y el conocimiento. En el mito de la caverna
la opinión está representada por la visión de las cosas del interior de la caverna (sombras y estatuas que desfilan por detrás del
biombo, o los sonidos que exhalan los individuos que portan los objetos).
La opinión se contrapone al CONOCIMIENTO propiamente dicho, a la CIENCIA (episteme). Éste es el verdadero
conocimiento de la auténtica realidad
, de esencia eterna e inmutable, de las Ideas. Es un conocimiento universal y necesario de
las Ideas. Se alcanza por la razón y es propio del filósofo.
También aquí va a distinguir dos niveles: el razonamiento discursivo o pensamiento (dianoia), que es el conocimiento de los
objetos matemáticos y geométricos, como paso previo al razonamiento intuitivo o inteligencia (dialéctica), que como ya vimos
era el conocimiento de las Ideas, y sobre todo de la Idea de Bien.
REY-FILÓSOFO
Figura política indispensable para la realización de una sociedad justa. En la ciudad utópica diseñada en La
República
es el que debe gobernar el Estado y educar a las demás clases. El gobierno debe estar en manos de los sabios, los
filósofos, pues ellos son los que han dirigido la mirada correcta al mundo inteligible, en el que están las formas puras y perfectas
(Ideas). Tienen más desarrollada el alma racional, que gobierna y armoniza a las almas concupiscible e irascible (mito del auriga), y
por eso predomina en ellos la virtud de la prudencia o sabiduría. Además, por el equilibrio de las tres almas consiguen percibir
directamente la idea de justicia.
Los reyes-filósofos aspiran al bien de toda la sociedad, sin tener ambiciones personales, viviendo en comunidad y no teniendo ni familia
ni propiedad privada. Son preparados a través de una larga educación para ser competentes en su misión de dirigir el Estado.



Las disciplinas que deben cursar van desde la gimnasia y la música, hasta la matemática y la dialéctica. Los futuros gobernantes deben
estudiar profundamente estas dos últimas disciplinas, dedicándose en su última etapa de formación a la Dialéctica, para así llegar al
conocimiento del Bien. En el mito de la caverna, el rey-filósofo es el esclavo liberado que, una vez ha salido de la cueva y ha visto el sol
(es decir, ha accedido al mundo inteligible y ha contemplado la Idea de Bien), debe volver a descender con sus antiguos compañeros para
liberarlos y gobernarlos.
Por lo demás, la sociedad utópica de Platón contiene otras dos clases sociales: los productores (agricultores, artesanos y comerciantes),
encargados de satisfacer las necesidades materiales de la polis, cuya alma más destacada es la concupiscible y cuya virtud a desarrollar es
la templanza o moderación; y los defensores (soldados), encargados de proteger a la polis de ataques foráneos, cuya alma más destacada
es la irascible y la virtud a desarrollar es la fortaleza o valentía.
R EMINISCENCIA ( ANAMNESIS)
Proceso dialéctico o intelectual por el que recordamos el conocimiento universal y necesario que ya está presente en nuestra
alma racional, en tanto que producto del mundo inteligible y de la Idea de Bien. El verdadero conocimiento sólo es posible si
conocemos la realidad en sí, que son las Ideas. Pero ¿cómo conocer estas ideas? Es evidente que no a través de la experiencia sensible,
que sólo nos muestra el mundo sensible. De hecho, hay que despreciar los sentidos y concentrarse en el uso de la razón, que tiene un
acceso directo al mundo inteligible. Así, la reminiscencia sería la actividad por la que recordamos las Ideas que tenemos en el alma de un
modo oculto desde que nacemos.
El proceso anamnético puede producirse a partir de las percepciones de las cosas, que hacen que el alma racional busque la Idea de
la que son copia, y también por artes tan variadas como la
música, el éxtasis estético o religioso y, sobre todo, la Dialéctica. El
conocimiento es posible porque el alma racional habita normalmente en el mundo inteligible, aunque al encarnarse en un cuerpo se ve
confundida por el mundo sensible, y olvida que ya contempló la Idea de Bien. Al unirse al cuerpo ese conocimiento se debilita, pero no se
pierde.
Esta teoría es el complemento de la teoría socrática del conocimiento y de la enseñanza: enseñar no es introducir un conocimiento en
la mente de un sujeto sino incitar al alumno a que descubra en su interior una verdad. Platón nos muestra un ejemplo claro en Menón,
diálogo en el que un joven esclavo, que jamás recibió educación filosófica, guiado mediante las preguntas adecuadas del maestro,
formuló por sí mismo verdades matemáticas como el teorema de Pitágoras. La función del maestro es despertar esas ideas. Todo el
mundo es capaz de llegar a la verdad.
MUNDO INTELIGIBLE
Para Platón hay dos tipos de realidad: el mundo sensible (mundo físico o material, conocido por los sentidos y la experiencia, en el
que habitan las cosas y el cuerpo; en el mito de la caverna es el interior de la cueva) y el mundo inteligible (mundo formal o ideal,
conocido por la razón, en el que habitan las ideas y el alma; en el mito de la caverna es el exterior de la cueva). Por eso decimos que
Platón formula un Dualismo Ontológico.
El mundo inteligible o de las ideas representa la verdadera realidad: inmaterial, eterna, inmutable, abstracta, universal,
independiente del mundo físico, perfecta, inteligible y con existencia ontológica. Las ideas, en tanto que perfectas, son las verdaderas
causas de este mundo sensible (los moldes que utiliza el Demiurgo para dar lugar a los objetos y las cosas). La razón capta las ideas que
son las esencias permanentes y eternas. Las ideas son el modelo, su esencia, lo que tienen en común todos los objetos del mismo tipo, el
arquetipo de este mundo sensible. Las cosas son copias de las ideas.
En el mundo inteligible, las Ideas están organizadas jerárquicamente, y la Idea de Bien sería la Idea Suprema de este mundo
(como el Sol es el objeto supremo del mundo sensible). A continuación, estarían las Ideas Morales o virtudes, las Ideas matemáticas, y
por último las Ideas de las cosas naturales. Aunque, con frecuencia, se utiliza como sinónimo de Mundo de las Ideas, hay que
tener en cuenta que el mundo inteligible abarca tanto a las Ideas como a los objetos matemáticos, que aun siendo también
inmateriales, eternos e inmutables, constituyen un nivel de realidad inferior al de las Ideas.
Por otra parte, tendríamos el mundo sensible o de las cosas, que representa la falsa realidad: sensorial, cambiante, contingente,
temporal, particular, sombra de la verdadera realidad, imperfecta, compuesta, aparente, sometida al nacimiento y a la muerte. A este
mundo pertenece el cuerpo y las cosas que percibimos por medio de los sentidos. Su conocimiento no nos lleva a la verdad, solamente
conforma simples opiniones. Cuando conocemos las imágenes de este mundo sensorial, que son sombras de las cosas de este mundo
sensible, sólo podemos tener conjeturas o suposiciones. Respecto a las cosas mismas, que son copias de la verdadera realidad (Ideas),
tendremos creencias. Este mundo sensible es ordenado por el Demiurgo a imitación de las Ideas. Las ideas participan en las cosas.
ALMA
Platón defiende un dualismo antropológico, según el cual el ser humano es un compuesto de un alma inmaterial e inmortal y de un
cuerpo material y mortal. Para Platón, el alma es el principio que infunde vida al cuerpo, y también el principio del conocimiento,
pues su función propia es el conocimiento de la verdad. Influenciado por los pitagóricos, Platón defiende también que el alma ha tenido
una existencia anterior, y tiende a liberarse del cuerpo, que constituye en realidad su prisión.
De todas formas, Platón considera que existen dos almas dependientes del cuerpo, y en ese sentido mortales: el alma concupiscible
(encargada de satisfacer las bajas pasiones, localizada en el hígado y cuya virtud correspondiente es la templanza o moderación) y el
alma irascible (encargada de promover las pasiones nobles, localizada en el corazón, y cuya virtud correspondiente es la fortaleza o
valentía). En el mito del Auriga, Platón nos explica que estas dos almas son como los caballos salvaje y noble de un carro, que han de ser
sabiamente conducidos por el auriga o conductor, que simboliza el alma racional (encargada del conocimiento, localizada en la cabeza y
cuya virtud correspondiente es la prudencia o sapiencia). Esta es la verdadera alma inmortal que sobrevive al cuerpo y retorna al mundo
inteligible. Además, si se da la armonía entre las tres almas aparece una cuarta virtud moral, la justicia, propia del rey-filósofo.

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