Platón vs. Nietzsche: El Choque de Titanes Filosóficos
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La Crítica de Nietzsche a la Filosofía Occidental
A Nietzsche se le debe una de las más feroces críticas contra la filosofía de Occidente. De hecho, de nuestra tradición solo rescata a Heráclito, el filósofo del devenir. Heráclito afirmaba que no era posible bañarse dos veces en el mismo río debido al constante fluir de la realidad.
Sin embargo, la metafísica occidental no siguió sus pasos. La acusación principal que Nietzsche lanza es que se ha dedicado a venerar grandes conceptos vacíos por miedo al cambio, a la incesante transformación que constituye la vida. Frente al testimonio de los sentidos, ha preferido hablar del ser, de las ideas eternas, del mundo inteligible o de Dios. Es decir, han triunfado lo que el autor llama "momias conceptuales".
Son momias porque son conceptos que no varían, pero que, como las momias, no tienen vida. Aun así, la filosofía se ha dedicado a venerarlos porque alejan el miedo al cambio y crean la ilusión de un mundo estable, un orden que justifica y da racionalidad a la vida.
El Mundo Inmutable vs. el Devenir
Existe, según la metafísica occidental, una realidad inmutable y eterna de la que esta depende, ya sea el mundo inteligible de Platón o el Dios de la tradición judeocristiana. Pero, en opinión del alemán, esto prueba, más bien, que son conceptos vacíos, fantasmas, pues nada real permanece inmutable ni idéntico a sí mismo.
Platón: El Blanco de las Críticas de Nietzsche
Esta línea se ve representada, por su parte, en Platón, uno de los filósofos más criticados por Nietzsche. Su ontología establece dos mundos:
- El mundo sensible (éste).
- El mundo de las Ideas, formado por arquetipos perfectos de la realidad, eternos e inmutables.
Da igual si no podemos percibir nada semejante; esto no resta un ápice a su veracidad, porque lo siguiente es desacreditar el testimonio de los sentidos.
Platón lo hace del siguiente modo: como este mundo no posee materia, no puede ser conocido por los sentidos, sino que solo tendremos acceso a él por medio de la razón. A este tipo de conocimiento lo llama ciencia, en tanto que el conocimiento de los sentidos se llama opinión.
La Filosofía de la Decadencia y la Voluntad de Poder
Esta filosofía occidental es propia de una cultura decadente, débil, incapaz de asumir la vida tal cual es. El alemán buscará nuevas imágenes con las que explicar su pensamiento y fija su atención en la tragedia griega, hecha por hombres fuertes, con un exceso, incluso, de jovialidad. De ellos toma los conceptos de apolíneo y dionisiaco.
- Dionisos, dios de la embriaguez, la música y la poesía, representa la vida con su irracionalidad y sus contradicciones.
- Apolo, dios de la claridad y la armonía, representa la razón.
Sin embargo, la vida es, para Nietzsche, voluntad de poder, pura expresividad de sí misma que no se somete a ningún orden lógico ni a justificación moral alguna. Pero, como decía el alemán en La Genealogía de la moral, el hombre soporta cualquier sufrimiento excepto sufrir sin sentido. Por eso necesitamos un orden que justifique ese cambio, en este caso, el mundo inteligible platónico.
La Filosofía del Martillo y la Crítica a la Verdad
Nietzsche afirmaba que la suya era una filosofía del martillo, pues quería destruir todos estos conceptos. También la pretensión de verdades universales que caracterizó la filosofía de Platón.
Si distintos grupos llaman bueno a cosas distintas era, sin duda, porque se producía un error intelectual; ya que el significado de lo que sea bueno no varía. Este planteamiento lo llevó hasta el extremo Platón, situando a los conceptos-Ideas en un mundo propio, independiente y más importante que éste. Pero Nietzsche también martillea el concepto mismo de verdad en su obra Verdad y mentira en sentido extramoral. En ella, define los conceptos como metáforas gastadas, que hemos tomado por realidades al olvidar su carácter metafórico. Nos servimos del lenguaje para expresar experiencias únicas e individuales que, por lo demás, son siempre cambiantes. No son copias de la realidad, pues son incapaces de expresar la experiencia íntima que cada uno tenemos de ella; pero es el medio que tenemos para comunicarnos. Por tanto, no existen verdades, si entendemos por tales fieles reflejos de la realidad. Hay metáforas o, como él mismo dice en La voluntad de poder, la verdad es "aquella clase de error sin la cual una determinada clase de seres vivos no podría sobrevivir".