Plaza y Columnata de San Pedro: Un Icono del Vaticano

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Plaza y Columnata de San Pedro del Vaticano

Con este magnífico conjunto urbanístico, Bernini resolvió la creación de un acceso monumental a la Basílica de San Pedro del Vaticano, ya que eran varias las exigencias a las que tenía que dar respuesta:

  • Había que acoger a un gran número de peregrinos.
  • Era necesario que se pudiera ver al Papa desde cualquier lugar de la Plaza cuando impartiera la bendición desde el balcón de la loggia.
  • Había que convertir el obelisco, situado por Sixto V en línea con el eje de la basílica, en punto central de la plaza.

Pero además, había que dotar de un profundo simbolismo al conjunto. Bernini crea una primera plaza formada por dos brazos rectos, ligeramente convergentes que se abren configurando una gran plaza elíptica, formada por dos arcos de círculo cuyos centros están separados por un espacio de 50 m. En cada uno de los lados, dos fuentes completan el conjunto. En medio de la plaza se levanta el antiguo obelisco egipcio del circo de Nerón. La columnata está formada por cuatro hileras de columnas toscanas (296 en total), coronadas por un entablamento liso y rematada por una balaustrada, decorada con 140 esculturas que representan a santos y mártires. Se nos transmite así la sensación de un espacio inabarcable, dirigido hacia el infinito, en clara ruptura con la idea de espacio finito, propia del Renacimiento.

Pero por encima de todo, la Plaza de San Pedro simboliza los brazos de la Iglesia acogiendo a todos los fieles, una Iglesia que se ha hecho fuerte frente al avance del protestantismo.

La Plaza da acceso, mediante una amplia escalinata, a la Basílica de San Pedro del Vaticano cuya fachada, obra de Maderno, presenta unas gigantescas columnas de fuste liso, con capiteles corintios, que sostienen un frontón triangular con un relieve del escudo del Vaticano. Rematando la fachada aparece un cuerpo de ventanas con una balaustrada en la que se sitúan las efigies de los doce apóstoles. La cúpula de Miguel Ángel, de 131 m de altura, obra capital del Renacimiento italiano, destaca poderosa sobre todo el conjunto.

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