Poesía Cancioneril, Jorge Manrique y Épica Castellana: Siglos XV y XII
Clasificado en Español
Escrito el en español con un tamaño de 2,68 KB
La Poesía Cancioneril
Se inicia en los dos primeros tercios del siglo XV. La nobleza se reunía en los palacios y se dedicaba a las ceremonias cortesanas y al cultivo de la poesía para evadirse del desorden sociopolítico imperante. Así surgió la poesía cancioneril; la castellana tiene su base en la poesía trovadoresca. Esta está recopilada en cancioneros. En estas colecciones se recogen dos tipos de composiciones:
- Cantigas: Eran poemas breves, destinados al canto, normalmente de tema amoroso. Estaban constituidos por la cabeza (expresa el motivo de la composición), variación (serie de versos con rima diferente a la cabeza) y vuelta (versos finales que retoman la rima de la cabeza).
- Decires: Se trataba de composiciones más largas destinadas a la lectura; se denominaron coplas.
Jorge Manrique
Es el máximo representante de la lírica castellana en el siglo XV. Como poeta cancioneril, cultivó la poesía amorosa y burlesca, pero su obra cumbre es el poema elegíaco Coplas a la muerte de su padre. Las Coplas constan de 40 estrofas denominadas coplas manriqueñas de pie quebrado. En las Coplas, Manrique no describe la muerte con rasgos macabros, sino que la presenta como ministra de Dios. La fama se empleaba con el sentido de que los actos realizados en esta vida repercuten favorablemente en el goce que los bienaventurados tendrán en la otra vida.
La Poesía Épica
Ha existido en todos los tiempos y lugares, ya que los pueblos han necesitado exaltar a sus héroes para estimular a los guerreros o afianzar el sentimiento nacional. Surge después de la lírica.
El Cantar del Mío Cid
Es el único poema épico castellano conservado casi en su totalidad. Nos ha llegado en un manuscrito del siglo XIV, copia de otro manuscrito de 1207 en el que se dice que el cantar fue escrito por un tal Per Abbat. Su fecha de composición es muy discutida; algunos lo datan a principios del siglo XIII, otros a mediados del siglo XII. Se piensa que Per Abbat fue un mero copista. Se han señalado dos autores (un juglar de San Esteban de Gormaz y otro de Medinaceli). Está basado en los últimos años de la vida de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador (1043-1099), caballero de las cortes de Sancho II de Castilla y Alfonso VI de Castilla y León. El poema exalta la figura del Cid, infanzón o noble de menor linaje; se valora su lealtad y esfuerzo, en contraposición con los ricos hombres.