La Poesía Española Después de la Guerra Civil: De la Angustia a la Experiencia

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La Guerra Civil Española interrumpió bruscamente la continuidad cultural y poética, con algunos poetas muriendo, otros exiliándose y continuando su obra en el extranjero. Durante el conflicto, los poetas tomaron partido, algunos apoyando al bando republicano como Miguel Hernández, Rafael Alberti y Luis Cernuda, y otros al bando franquista como José María Pemán y Dionisio Ridruejo.

La Poesía de la Posguerra: Arraigo y Desarraigo

Terminada la Guerra, en la década de los cuarenta se distinguen dos corrientes en la poesía española, denominadas por Dámaso Alonso como "poesía arraigada" y "poesía desarraigada".

La poesía arraigada incluye a poetas que respaldaron el régimen franquista, muchos de ellos de ideología falangista, y publicaron en revistas como Escorial o Garcilaso. Sus temas abordaban el amor, la fe católica, el paisaje y la patria, exaltando el régimen y sus valores con una visión serena y armónica del mundo. Destacan figuras como Luis Rosales, Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero, José García Nieto y Luis Felipe Vivanco.

En contraste, en 1944, Dámaso Alonso publicó Hijos de la ira, marcando el inicio de la poesía desarraigada, que refleja una profunda angustia existencial y la falta de sentido de la vida en un mundo caótico y aparentemente abandonado por Dios. Destacan poetas como Blas de Otero, Eugenio de Nora y José Luis Hidalgo.

La Poesía Social y la Generación del 50

En los años 50 y principios de los 60, surge una lírica de realismo testimonial, en línea con la rehumanización iniciada antes de la Guerra Civil, influenciada por Antonio Machado, Miguel Hernández y Pablo Neruda, conocida como poesía social. Estos poetas buscan llegar a la mayoría y convertir la poesía en un arma de futuro, dando testimonio de los problemas de España y abogando por la paz y la libertad. Autores destacados incluyen a Gabriel Celaya, Blas de Otero y José Hierro.

A principios de los 60, la Generación del 50 emerge como una nueva voz, con un enfoque humanista que abarca problemas biográficos, existenciales, morales y sociales, y una preocupación por el lenguaje. Algunos de sus representantes más destacados son:

  • Jaime Gil de Biedma, conocido por Las personas del verbo.
  • Ángel González, autor de Sin esperanza, con convencimiento.
  • José Ángel Valente, con su obra A modo de esperanza.
  • Claudio Rodríguez, autor de Don de la ebriedad y Conjuros.
  • José Hierro, con su Libro de las alucinaciones.
  • José Agustín Goytisolo, autor de La memoria y los signos.
  • Francisco Brines, conocido por Las brasas.

Los Novísimos y la Poesía de la Experiencia

En los años setenta, surgió la generación del 68, conocida como los "novísimos" o "venecianos", destacando en antologías como Nueve novísimos poetas españoles (1970) de Josep Maria Castellet. Caracterizados por el rechazo del realismo social, estas figuras poéticas mostraron influencias diversas, desde el simbolismo hasta el surrealismo, con una marcada influencia de Luis Cernuda. Se destacan por su refinamiento, artificiosidad, abundancia de referencias culturales, mitológicas e históricas, así como por una reflexión metapoética sobre la poesía. Entre los autores destacados se encuentran Pere Gimferrer, Leopoldo María Panero, José María Álvarez, Antonio Colinas, Ana María Moix, Luis Antonio de Villena y Luis Alberto de Cuenca.

En los años ochenta, surgió la poesía de la experiencia como reacción a corrientes anteriores. Se centra en recuerdos de infancia o adolescencia, con temas y lenguaje arraigados en la realidad. Destacan poetas como Luis García Montero y Eloy Sánchez Rosillo. Esta corriente abarca diversas tendencias, desde experimentalismo hasta culturalismo y clasicismo, con poetas como De Cuenca, Siles y Villena. Figuras surrealistas incluyen a Blanca Andreu, Ana Rosseti y Amalia Iglesias, mientras que otros como Luis García Montero y Juan Borja se sitúan dentro de esta línea.

La Poesía Española en la Actualidad

En la actualidad, la poesía española sigue caminos diversos, desde minimalista y conceptual hasta realista y comprometida socialmente. Con el nuevo siglo, se vuelve cosmopolita, con cada poeta eligiendo su propia tradición, y el soporte de Internet facilitando la comunicación y la difusión de la poesía. La poesía se convierte así en un vasto jardín de senderos que conducen a diferentes mundos poéticos.

ntes mundos poéticos.

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