Poesía gallega a finales del siglo XX y principios del XXI: Temas, autores y tendencias

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La publicación, en el año 1976, de Con pólvora e magnolias de Xosé Luís Méndez Ferrín puede suponer la superación de la poesía social imperante en aquel momento y servirá para consolidar el esteticismo como línea predominante dentro del género lírico. A este primer paso se sumará la aportación de Alfonso Pexegueiro con su poemario Seraogna. Así, al amparo de estos dos poetas nacen en Galicia tres grupos poéticos que van a representar la consolidación de esta nueva corriente poética. Estamos hablando de Rompente, Cravo Fondo y Atén.

El más innovador y rupturista, como bien recoge su nombre, será Rompente, integrado por el propio A. Pexegueiro, Antón Reixa, Alberto Avendaño y Manuel Romón. Ponen en marcha iniciativas como los libros colectivos Silabario da turbina (1977) o Fóra as vosas sucias mans de Manuel Antonio! (1979), o los individuales: Facer pulgarcitos tres (1979), de Alberto Avendaño; As ladillas do travestí (1979), de Antón Reixa; o Galletas kokoschka non (1979) de Manuel M. Ramón.

Poesía gallega en los años 80

En los años ochenta las principales características definitorias de la poesía gallega son:

  • Ruptura con el social-realismo. Se produce un distanciamiento entre el poeta y la sociedad.
  • Búsqueda de nuevos sujetos líricos (=negación de la perspectiva autobiográfica)
  • Experimentación e interdisciplinariedad (con la música, la plástica...)
  • Culturalismo e intertextualidad (empleo de referencias culturales variadas: literarias, filosóficas, mitológicas, musicales...)
  • Integración de elementos de la cultura urbana y marginal: drogas, depresiones.
  • Incorporación del erotismo explícito.
  • Recreación mítica.
  • Preocupación formalista, barroquismo. La poesía es el arte del lenguaje.

etc.

La poesía consolida definitivamente la renovación poética iniciada en la década anterior con la irrupción de una hornada de voces poéticas nuevas. Estos poetas conocidos como «Generación de los 80» comparten una serie de características: los volúmenes colectivos De amor e desamor I (1984) y De amor e desamor II (1985), su colaboración en las revistas Dorna y Luzes de Galiza, y su participación en el Festival de Poesía del Condado. Forman parte de esta primera generación Manuel Vilanova (1944), mítico y simbolista -E direivos eu do mester de cobras (1980)- ; Xosé Ma Álvarez Cáccamo (1950), abierto a la realidad a través de vivencias familiares -Praia das fumas (1983)-, Miguel Anxo Fernán-Vello (1958): el amor, cuerpo, el deseo... y también la sombra y la ausencia son sus temas poéticos -Livro das paisaxes (1985), Memorial de brancura (1985) o Entre água e fogo (Cantos da terra posuída), de 1987-; Darío Xohán Cabana, Claudio Rodríguez Fer, Ramiro Fonte o Manuel Rivas. Su producción se caracteriza por el afán culturalista y el decadentismo estético que distancian al poeta de la sociedad. Supone una síntesis entre modernidad y tradición sin olvidar la exploración de nuevos mundos (integración de la cultura urbana y marginal) y artificios poéticos. Se mantienen fieles a la línea intimista de expresión de sentimientos del yo poético. Otro poeta destacado sería Lois Pereiro, que a pesar de su escasa obra publicada, se convierte con poemarios como Poesía última de amor e enfermidade (1995) en uno de los poetas de culto para las nuevas generaciones por la originalidad, modernidad y autenticidad de su poesía.

El lenguaje se somete a la experimentación en la concepción de la lengua como arte, y no como simple transmisora de un mensaje. Tienen también en común su admiración por Cunqueiro y Manuel Antonio.

La «Generación de los 90» en la poesía gallega

En la década siguiente aparece un nuevo grupo, la «Generación de los 90», donde destacan Miro Villar, Iolanda Castaño o Emma Pedreira, voces que van a iniciar un proceso profundo y positivo de transformación de la poesía. Este cambio se debe a varios motivos: los poetas de los ochenta están en plena madurez expresiva y de calidad; aparecen poetas que pertenecerían a una etapa anterior pero que comienzan ahora a publicar; y aparecen poetas más jóvenes.

A partir de los años noventa es más difícil aún hablar de tendencias comunes, dado el carácter individualista de cada poeta. La pluralidad es la tónica dominante. Desde el punto de vista formal, encontramos desde propuestas clásicas (los sonetos de Miro Villar) hasta el versolibrismo. Al lado de la expresión contenida, el minimalismo y la depuración máxima encontramos poetas torrenciales, casi narrativos. Al lado de la expresión directa y sencilla, la presencia del símbolo y el hermetismo. Desde el punto de vista temático, unos autores adoptan una actitud desmitificadora, combativa o provocadora (en lo sexual, en lo ideológico, en lo literario...), mientras otros tienen enfoques más tradicionales (amor, desamor, soledad).

Tendencias comunes en la poesía gallega de finales del siglo XX

Algunas más o menos compartidas podrían ser:

  • Lenguaje más directo y coloquial, que resulta más próximo al lector.
  • Predominio de los recitales, para producir un contacto entre el poeta y el oyente, más que entre el poeta y el lector, en un intento de democratizar la poesía.
  • Tratamiento de temas sociales con nuevas sensibilidades: Insumisión, ecologismo, feminismo...
  • Algunos difunden también sus versos a través de Internet, tanto en versión texto como en audio y vídeo.

Se produce también una importante incorporación de la mujer a la poesía, ya iniciada en la década precedente, que proporciona una nueva vertiente femenina y feminista (deconstrucción del universo masculino-machista, erotismo y sexualidad Luísa Villalta, Chus Pato, Iolanda Castaño, Lupe Gómez, Pilar Pallarés, Yolanda Castaño, Lucía Aldao, María Lado...

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