Política Exterior de Carlos I: Francia, Otomanos y Protestantes
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Política Exterior de Carlos I: Tres Grandes Desafíos
Enfrentamiento contra Francia
Carlos I y el rey de Francia se enfrentaron por el dominio de los reinos y ducados italianos, principalmente el Milanesado. Francia renunció a este, Génova, Borgoña y Nápoles en el Tratado de Madrid (1526). La actitud profrancesa del Papa llevó al saqueo de Roma en 1527. En 1529, Francia cedió el Milanesado y Carlos renunció a Borgoña con la Paz de Cambray. Se mantuvieron guerras contra Francia por Flandes, Nápoles, Milán... pero también se aliaron contra el Imperio otomano y los protestantes.
Conflicto con el Imperio Otomano
Los otomanos representaban una gran amenaza para Europa occidental desde la conquista de Constantinopla en 1453. Carlos I se enfrentó a ellos en Viena y los derrotó. Ellos aspiraban a expandirse por el Mediterráneo occidental practicando la piratería y atacando poblaciones costeras, obteniendo grandes botines. Carlos I atacó Túnez en 1535 y venció, pero en 1541 fracasó en la conquista de Argel. El conflicto se estabilizó sin vencedores ni vencidos.
Lucha contra los Protestantes
El principal problema de Carlos I fue la ruptura de la unidad católica a consecuencia de la Reforma Protestante. Martín Lutero, en 1517, publicó 95 tesis criticando prácticas de la Iglesia (indulgencias) y proponiendo un cambio. En 1521, Carlos I convocó la Dieta de Worms en la que pidió a Lutero que se retractara. Este se negó y se refugió bajo la protección de Federico de Sajonia, propagando sus teorías por Europa. Muchos nobles comenzaron a convertirse al protestantismo. En la Dieta de Spira (1529) se intentó convencer a los protestantes para que aceptasen la autoridad del Papa. Como defensor de la Iglesia, el emperador debía combatir el protestantismo, preservar la unidad religiosa y defender la autoridad del Papa. Con la Dieta de Augsburgo (1530), teólogos católicos y protestantes intentaron unificar una doctrina, pero fracasaron. El emperador derrotó a la liga de príncipes protestantes en la batalla de Mühlberg (1547), pero no acabó con el problema. Por su parte, el Papa presentó la Contrarreforma en el Concilio de Trento (1545). El conflicto religioso finalizó con la Paz de Augsburgo (1555), que establecía que cada estado tendría la religión de su soberano.