Primeros Pasos de Lazarillo de Tormes: Infancia y Aprendizaje con el Ciego

Clasificado en Español

Escrito el en español con un tamaño de 3,33 KB

Infancia de Lazarillo

El primer tratado comienza con Lazarillo contando la infancia que ha tenido. Cuenta que nació en un lugar del que proviene su nombre, el río Tormes. Narra que a su padre lo detuvieron por robo y fue condenado a ir a la guerra, donde perdió la vida. La madre se fue a otra ciudad, trabajaba en una posada y se casó con un hombre que traía siempre comida a casa y que era acusado de robo.

Lazarillo y el Ciego: Un Aprendizaje Duro

Un día, un ciego pasó por la posada donde la madre de Lázaro trabajaba. El ciego le preguntó si podía utilizar a Lázaro de guía, prometiéndole que cuidaría bien de él. La madre aceptó porque ya no podía mantener a Lázaro. Entonces, Lázaro empezó a convivir con el ciego.

El ciego era muy astuto y sagaz, y le quitó la inocencia a Lázaro, le demostró cómo era la vida en realidad. El ciego mataba de hambre a Lázaro, porque solo le daba la sobra de su comida, y Lázaro tenía que robarle comida para sobrevivir. Lázaro la robaba a través del saco donde el ciego guardaba la comida. Lázaro se cansó de esta forma de vivir, engañó al ciego para que se lastimara con un palo y poder escapar.

El Intercambio de Astucias

Lo más llamativo de este episodio es el intercambio de astucias entre Lázaro y el ciego. El narrador comienza contando la pequeña astucia de Lázaro, de beber unos tragos de vino del jarro del ciego sin que este se diera cuenta. Utiliza una metáfora: “besos callados”, haciendo referencia a la precaución de Lázaro para hacer la astucia. Luego, quien es más astuto es el ciego, ya que, sin visión, consigue una cuenta precisa de los tragos tomados por Lázaro. El ciego coloca su botella entre sus manos, con lo que fuerza a Lázaro a pensar una estrategia mejor para conseguir el vino. Lázaro se coloca entre las piernas del ciego, agujereando sutilmente el vino. Lázaro toma el vino con una pajita. El ciego comienza a sorprenderse de la falta de vino. Luego, Lázaro, con sarcasmo, dice: “No diréis, tío, que os lo bebo yo, pues no le quitáis la mano”. El ciego se termina dando cuenta de la burla, pero, con astucia, oculta su descubrimiento para poder encontrar a Lázaro en el momento adecuado. Mientras Lázaro bebe, se produce el primer castigo brutal. Lázaro, ya olvidando su castigo con el toro de piedra, empieza a tomar y nota su felicidad “boca arriba”, relajado, de ojos cerrados. El ciego piensa que es el momento adecuado y aquí empieza su venganza, pegándole con el “dulce y amargo jarro” (antítesis) a Lázaro. En el golpazo que recibe Lázaro, el narrador dice: “el pobre Lázaro”, teniendo un poco de ambigüedad, ya que Lázaro también hacía de las suyas.

El Castigo y la Venganza

El narrador representa el enorme golpe a través de una hipérbole y una metáfora, ya que dice: “el cielo con todo lo que hay en él, me había caído encima”. Como resultado de ese castigo brutal, Lázaro pierde los dientes y sufre varios cortes en la cara. Como consecuencias emocionales, el ciego deja de ser para Lázaro “el bueno de mi ciego” para convertirse en el “mal ciego”. Deja de quererlo: “quise mal al mal ciego”.

El castigo del ciego, capaz merecido, pero excesivo, no deja que Lázaro lo perdone y aquí comienza la venganza, desencadenando en su escape.

Entradas relacionadas: