Principios y características del anarquismo: una visión completa

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¿Qué es el anarquismo?

El anarquismo es una corriente de pensamiento y una práctica política que pretende construir una sociedad en la que exista la igualdad, la libertad individual y la justicia social sin necesidad de ningún tipo de poder o de gobierno. Sus líderes más destacados son Mijaíl Bakunin (1814-1876) y Piotr Kropotkin (1842-1921).

No es un movimiento homogéneo, sino que abarca múltiples facetas, de ahí las diferentes denominaciones con las que se designa a sus defensores: socialistas libertarios, ácratas, anarquistas, anarcolectivistas y anarcosindicalistas.

Orígenes y etimología

En el origen de la palabra (derivada del griego an-archos, sin poder, sin autoridad) nos encontramos con uno de sus principales rasgos básicos: la desaparición del Estado y la defensa de la libertad, entendida como un derecho colectivo.

Expansión histórica

En países como Rusia, Francia y España alcanzó una fuerte implantación en los años iniciales del siglo XX, decayendo su incidencia tras la Segunda Guerra Mundial.

Características principales del anarquismo

Abolición del poder y de la autoridad

Los anarquistas están en contra de todo poder establecido, del Estado y de la Iglesia. Desconfían de la burocracia, de la centralización y de los ejércitos, ya que, según ellos, la existencia de cualquier tipo de poder o autoridad supone la privación de parte de la libertad del gobernado. Por eso buscan eliminar todo tipo de poder y Estado. Son contrarios a los partidos políticos y a las elecciones parlamentarias, porque no cuestionan la vigencia del Estado. Igualmente, están en contra de los votos irrevocables como el matrimonio o el sacerdocio, por cuanto atan para toda la vida.

La comuna como base social

La nueva sociedad debe basarse en la federación libre de comunas autónomas, donde la autoridad política es sustituida por acuerdos libres entre trabajadores. También están en contra de todo tipo de propiedad privada. Consideran que la propiedad no es un derecho inalienable y natural de los individuos, sino que debe ser compartida entre todos, de ahí que defiendan la colectivización de todos los medios de producción y de los bienes obtenidos. Para evitar las desigualdades, las comunas tienen que ser autosuficientes, lo que implica la descentralización industrial, la erradicación de la división del trabajo y la desaparición de la especialización rural-ciudad. Las relaciones económicas entre ellas no deben basarse en el principio de procurar el máximo beneficio individual, sino en la cooperación y en la ayuda recíproca. Para poder funcionar, las comunas debían tener un tamaño adecuado, similar a un pequeño Estado.

La revolución anarquista

Para lograr la nueva sociedad, se precisaba de una revolución, pero esta debe ser espontánea, de las masas trabajadoras y campesinas contra todo poder establecido. Los medios pueden ser muy diversos y darán lugar a fuertes diferencias entre los anarquistas. Entre las propuestas más aceptadas están:

  • La creación de sindicatos de oficios, posteriormente agrupados en confederaciones (Confederación Nacional del Trabajo española en 1910) que defenderán la huelga general revolucionaria como método de presión.
  • La actuación contra los representantes del poder establecido mediante el uso de los atentados terroristas, práctica que se denomina propaganda por los hechos o propaganda por la acción, y que tuvo su máxima vigencia en las últimas décadas del siglo XIX.

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