Rasgos Fisiológicos Clave en la Evolución Humana: Alimentación, Neotenia y Curiosidad
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Rasgos Fisiológicos Determinantes en el Proceso de Hominización
El Cambio en la Alimentación
Las especies animales adaptan su cuerpo al alimento, mientras que el ser humano adapta el alimento a su cuerpo. Sin duda, un factor esencial para lograr esta transformación tan importante en sus hábitos de alimentación fue el descubrimiento del fuego y su aplicación en la preparación de alimentos para hacerlos más blandos y masticables, cociéndolos en agua para eliminar sustancias tóxicas y hacerlos más digestibles. Esto supuso la adquisición de un rasgo evolutivo importante: permitió a la especie hacerse omnívora. Al poder alimentarse de fuentes diversas, su dieta mejoró, haciéndose más completa y variada. Esta flexibilidad le permitió garantizarse fuentes alimenticias alternativas en tiempos de escasez. Todo ello facilitó una evolución más acelerada y segura que la del resto de las especies animales. Por otro lado, el poder ablandar los alimentos posibilitó que las mandíbulas, al volverse mucho más livianas y estrechas, permitieran un mayor desarrollo craneal.
La Neotenia o Nacimiento Inmaduro
La necesidad de cuidar a las crías condujo a que el homínido se fuera acostumbrando a acampar en lugares protegidos o fáciles de vigilar. Una vez allí, con pautas de cooperación desarrolladas, una digestión aligerada y una población numerosa, las relaciones de dependencia se hicieron cada vez mayores hasta desembocar en la juvenilización, neotenia o nacimiento inmaduro. Aunque desde nuestro nacimiento nuestro ser está completo desde el punto de vista estructural, el posterior desarrollo y crecimiento se caracteriza por su lentitud:
- Los dientes tardan en crecer.
- Las suturas craneales se sueldan lentamente.
- El crecimiento es lento.
- La pubertad es tardía.
Ha disminuido la velocidad de desarrollo debido a la mayor relación de dependencia del joven con respecto al adulto.
Curiosidad Natural
Un rasgo juvenil importante, también presente en otras especies, es la necesidad de curiosear. Es decir, aquellas especies que, por tener menos instintos fijos y concretos, necesitan aprender por medio de la exploración o el curioseo cuáles son sus enemigos y cuáles sus presas. Esta necesidad suele desaparecer cuando el animal llega a la madurez; sin embargo, en el ser humano se ha hecho permanente, manteniéndolo abierto a nuevos aprendizajes y adaptaciones. Esta curiosidad insaciable genera en el ser humano una continua necesidad de conocer cosas y explicar acontecimientos.