El regreso de Odiseo a Ítaca: Encuentro con Telémaco y enfrentamiento a los pretendientes

Clasificado en Griego

Escrito el en español con un tamaño de 5 KB

Capítulo XV: El regreso de Telémaco a Ítaca

Telémaco regresa a Ítaca con el objetivo de proteger sus pertenencias de las manos de los pretendientes. Mientras tanto, en Lacedemonia, Atenea se le aparece en un sueño y le advierte que debe regresar de inmediato a su hogar. También le informa sobre la emboscada que los pretendientes han planeado para asesinarlo. Él y Pisístrato se despiden de Menelao y Helena, quienes les otorgan valiosos regalos: oro, plata, una copa de plata tallada y un presente para su futura esposa.

Se dirigen a Pilos, donde Telémaco se despide de Pisístrato. Sin acercarse a Néstor para evitar demoras, sube a su embarcación rumbo a Ítaca. En el momento de embarcar, acoge a Teoclimeno, un adivino que le pide ayuda para huir. Mientras Ulises y Eumeo comparten historias, Telémaco sortea la emboscada. Al llegar a Ítaca, sigue los consejos de Atenea y se dirige a la porqueriza. Teoclimeno, buscado por homicidio, interpreta el vuelo de un ave como un presagio de buena suerte, asegurándole a Telémaco que llegará sano y salvo a su destino.

Capítulo XVI: Telémaco reconoce a Odiseo

Al amanecer, mientras se disponían a comer, Telémaco llega a la porqueriza y se une a ellos. Después de que Eumeo le cuenta la situación de su madre, Telémaco pregunta por el forastero. Eumeo le responde que viene de Creta y que ha vagado por muchas ciudades. Eumeo le pide a Telémaco que lo aloje en su morada, pero él se niega, temiendo que los pretendientes ultrajen al forastero (Ulises). El forastero le sugiere que pida ayuda a sus hermanos, indagando si Penélope había tenido otro hijo. Telémaco le responde que no tiene hermanos y que pretendientes de Duliquio, Zacinto e incluso de la propia Ítaca, cortejan a su madre.

Telémaco le pide a Eumeo que informe a su madre sobre su regreso y que le diga a la despensera que le dé la noticia a su abuelo Laertes. Cuando Eumeo se marcha, Atenea transforma a Ulises de nuevo a su forma original. Padre e hijo se reencuentran y planean una estrategia para acabar con los 118 pretendientes, incluyendo a los criados. Ulises volverá a su disfraz de mendigo. Si los pretendientes lo atacan, Telémaco deberá intervenir con palabras suaves para calmarlos. Luego, Telémaco deberá llevar todas las armas a un lugar seguro, dejando solo dos lanzas, dos espadas y dos escudos para ellos. Finalmente, nadie, ni siquiera Penélope, debe saber que Ulises ha regresado.

Los pretendientes se reúnen y discuten la necesidad de matar a Telémaco antes de que informe a los demás sobre sus intenciones. Sin embargo, uno de ellos propone acatar la voluntad de los dioses, propuesta que es aplaudida por los demás. Penélope baja y critica a los pretendientes por planear el asesinato de su hijo, lo cual ellos niegan. Penélope, desconsolada, se retira a llorar. Mientras tanto, en la porqueriza, Ulises vuelve a su disfraz de mendigo. Eumeo le cuenta que ha visto una nave llena de pretendientes regresar a Ítaca.

Capítulo XVII: El regreso de Telémaco al palacio

A la mañana siguiente, Telémaco regresa al palacio. Le cuenta a Penélope que primero visitó a Néstor y luego a Menelao. Teoclimeno profetiza que Ulises está vivo y que se encuentra en Ítaca. Mientras Ulises se dirige a la ciudad, se encuentra con Melantio, quien lo insulta y le da una patada. El único que lo reconoce al llegar es su fiel perro Argos, que mueve la cola al verlo. Durante el banquete, Ulises, disfrazado de mendigo, se pasea entre los pretendientes solicitando su caridad. Antínoo lo desprecia, pero Penélope lo defiende. Penélope solicita a través de Eumeo que el mendigo le cuente si sabe algo de su esposo.

Capítulo XVIII: El combate de Odiseo contra Iro

Los pretendientes continúan vejando a Odiseo. Aparece un mendigo real llamado Iro, quien solía frecuentar el palacio. Iro, al ver a Odiseo, lo reta a una pelea. Para mantener oculta su identidad, Odiseo trata de no llamar la atención. Los pretendientes aceptan que el ganador se una a comer con ellos. Odiseo, tras quitarse su manta, deja ver sus músculos y vence fácilmente a Iro. A pesar de la victoria, Odiseo debe seguir soportando las vejaciones de los pretendientes.

Penélope le reprocha a su hijo que permita que los pretendientes traten así al huésped. Ellos, a su vez, le exigen que les entregue los tributos que le corresponden. Melanto, una esclava que mantiene amores con uno de los pretendientes, insulta a Odiseo, quien se enfurece. Eurímaco también lo provoca, pero Telémaco lo reprende.

Entradas relacionadas: