El Reinado de Felipe II: Auge y Declive del Imperio Español
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El Reinado de Felipe II (1556-1598)
Con Felipe II, el monarca español más importante de la dinastía de los Austrias, la monarquía española alcanzó su apogeo, aunque también se granjeó un gran número de enemigos. A diferencia de su padre, Felipe II no fue un jefe militar en campaña continua, sino un burócrata entregado por entero a sus deberes, intentando controlar hasta los mínimos detalles de la administración.
Sistema Administrativo Complejo
Felipe II desarrolló un sistema administrativo muy complejo, basado en una rígida estructura de consejeros. Pese a que el rey delegaba ciertos asuntos en dichos consejeros, todo el sistema estaba centralizado en su propia persona. Estableció la capital en Madrid, centro geográfico de la Península, en 1556. Terminó retirándose al monasterio del Escorial, desde donde gobernó hasta su muerte.
Problemas durante el Reinado de Felipe II
El reinado de Felipe II estuvo marcado por la intolerancia religiosa y la voluntad centralizadora. La intransigencia religiosa llevó a perseguir todo brote de herejía. Se promulgaron leyes para prohibir la importación de libros, se impidió cursar estudios en el extranjero y la Inquisición prohibió libros y registró bibliotecas para destruir todo signo de disidencia.
Problemas Internos
La Sublevación Morisca de las Alpujarras (1567-1571)
Los moriscos, aunque convertidos al cristianismo, mantenían su lengua y las costumbres islámicas, continuando sin incorporarse a la sociedad española. El problema se recrudeció con Felipe II, quien promulgó un decreto que les instaba a la integración mediante el abandono de su religión, vestido y lengua. Como consecuencia, se produjo en las Alpujarras (Granada) una rebelión que fue aplastada por Don Juan de Austria, hermano bastardo del rey, quien aplicó una dura represión. Muchos moriscos fueron deportados.
La Crisis Política con Aragón en torno a Antonio Pérez (1591)
Otra crisis de suma gravedad fue la surgida en torno a Antonio Pérez, secretario de Felipe II. Acusado de asesinato y encarcelado durante 11 años, terminó por huir a su tierra natal, Aragón, donde se acogió al privilegio de manifestación que le ponía a salvo de las leyes de Castilla y le dejaba bajo la protección del Justicia aragonés. Cuando el Justicia se negó a entregarlo, Felipe II, deseando centralizar y unificar los reinos de la Península en torno al modelo centralista de Castilla, invadió Aragón y restringió los fueros aragoneses. Pérez, no obstante, consiguió huir a Francia.
Problemas Externos
Su política exterior estuvo marcada por los mismos criterios que la de su padre: la defensa de los intereses dinásticos de la casa de los Austrias y del catolicismo. Su desarrollo, en cambio, fue parcialmente diferente:
Las Disputas con Francia
Tras la victoria de los españoles en la batalla de San Quintín, se firma la Paz de Cateau-Cambresis en 1559, cuyos acuerdos permanecerán vigentes durante un siglo.
La Rebelión de los Países Bajos (1568-1609)
El conflicto comenzó cuando el rey quiso gobernar con los principios absolutistas con que gobernaba Castilla. A la oposición política se unió la religiosa, con la difusión del calvinismo. Los intentos de Felipe II por contener su expansión fueron inútiles. Para solucionar el conflicto, el rey optó por la represión. Las diferencias entre el norte calvinista y el sur católico provocaron la internacionalización del conflicto. El apoyo francés e inglés al bando protestante, que aspiraba al dominio del Atlántico y del comercio americano, hizo que Felipe II organizara la invasión de Inglaterra con una gran flota conocida como la Armada Invencible (1588). La expedición fue un fracaso y no impidió la independencia de los territorios rebeldes, que pasaron a llamarse Provincias Unidas. Los costes del conflicto repercutieron negativamente sobre la economía española.
El Problema Turco
El problema turco se recrudeció bajo Felipe II, cuyo reinado coincidió con el máximo esplendor turco. Los otomanos amenazaban todo el Mediterráneo. El enfrentamiento tuvo lugar en Lepanto (Grecia), donde la flota turca sufrió una aplastante derrota a manos de La Liga Santa (1571), una coalición cristiana encabezada por España. Esta derrota frenó el avance turco, aunque no supuso el fin de la amenaza.
El Enfrentamiento con Inglaterra
El enfrentamiento con Inglaterra se debió al dominio del Atlántico (Inglaterra no admitía el monopolio comercial de España sobre América) y al apoyo de Isabel I a los rebeldes flamencos. La piratería inglesa atacaba a los barcos españoles y la reina Isabel I ayudaba a los sublevados flamencos. Felipe II, para asegurar su posición en Flandes, envió a la Armada Invencible. La expedición acabó en un desastre y lo único que hizo fue acrecentar el poder naval inglés.