Relatos de Emperadores Romanos: Poder, Intriga y Legado

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Los Oscenses y Otros Pueblos

Los oscenses y los colaguritanos, unidos, enviaron legados y prometieron cumplir las órdenes. Siguieron a estos los tarraconenses, los jacetanos, los ausetanos y, pocos días después, los ilurgavonenses que habitan junto al río Ebro. Se les pidió a todos que ayudaran con trigo.

Tras Vencer en las Guerras Civiles

Después de que César apaciguara las guerras civiles en todo el mundo, volvió a Roma. Empezó a comportarse de manera más arrogante y contraria a la costumbre de la libertad romana. Al realizar actos casi tiránicos, se conspiró contra él por parte de sesenta o más senadores y caballeros romanos. Así pues, César, al llegar el día del senado, fue asesinado en la curia con 23 heridas.

Tras Divorciarse de Octavia

Antonio, tras repudiar a la hermana de Octaviano, se casó con Cleopatra, reina de Egipto. Fue vencido por Augusto en una famosa e ilustre batalla naval junto a Accio, un lugar de Egipto. Desde allí huyó a Egipto y, en situación desesperada al pasarse todos a Augusto, se quitó la vida. Cleopatra se dejó picar por un áspid y murió por su veneno.

Tiberio, Sucesor de Augusto

Tiberio desempeñó el poder con enorme cobardía, insoportable crueldad, criminal avaricia y repulsivo libertinaje. Nunca luchó él mismo, sino que hizo las guerras a través de sus lugartenientes. Murió en Campania en el vigésimo tercer año de su gobierno, a los 78 años de edad, con gran alegría de todos.

Calígula, un Emperador Criminal

Le sucedió Calígula, el más criminal y siniestro, de manera que justificó incluso las infamias de Tiberio. Emprendió la guerra contra los germanos, penetrando en el territorio de los suevos, pero no hizo nada con valentía. Cometió abusos contra sus hermanas, de una incluso reconoció una hija. Al ser cruel contra todos por su gran avaricia, lujuria y crueldad, fue asesinado en el palacio a los 29 años de edad.

Claudio, un Emperador Mediocre

Después de este estuvo Claudio, tío de Calígula. Gobernó mediocremente, llevando a cabo muchos asuntos de manera tranquila y necia. Hizo la guerra contra Britania, a la que ningún romano había llegado después de César, y, tras ser sometida por Cneo Sentio y Aulo Plauto, varones ilustres y nobles, celebró una solemne procesión triunfal.

Nerón, un Pésimo Emperador

A Claudio le sucedió Nerón, que no solo degradó al Imperio romano, sino que también lo debilitó. Asesinó a una infinidad de senadores y fue enemigo de todos los hombres buenos. Al final, se prostituyó con tanta desvergüenza que no solo saltaba, sino que también cantaba en el escenario con aspecto de tocador de cítara o de actor trágico. Incendió la ciudad de Roma para contemplar el espectáculo, como en otro tiempo había ardido Troya.

El Imperio Romano Alcanza su Máxima Expansión con Trajano

Le sucedió Trajano (nacido en Itálica, Hispania), de familia más antigua que ilustre. El Imperio romano, que después de Augusto había sido más defendido que ampliado, extendió sus límites a lo largo y a lo ancho. Reparó las ciudades más allá del Rin en Germania. Venció a Decébalo y sometió la Dacia, haciéndola provincia al otro lado del Danubio.

Trajano, un Emperador Ejemplar

Tan gran recuerdo se guardó de este, que hasta nuestra época no se le nombra de otra manera en el senado de los príncipes, sino "más feliz que Augusto y mejor que Trajano". Hasta tal punto prevaleció en él la reputación de su bondad, que, o para los aduladores o para los que realmente lo alababan, proporcionó la ocasión del más magnífico ejemplo.

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