La Restauración Borbónica: El Reinado de Alfonso XII y la Regencia de María Cristina

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La Restauración Borbónica: El Reinado de Alfonso XII (1875-1885)

La restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII se extendió desde 1875 hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII. Antonio Cánovas del Castillo, figura clave de la época, logró establecer en España una monarquía liberal parlamentaria que propició la gobernabilidad del Estado durante casi 40 años.

El Proyecto Político de Cánovas del Castillo

El proyecto político de Cánovas se gestó durante el Sexenio Revolucionario (1868-1874). Al frente del Partido Alfonsino, Cánovas consiguió que Isabel II, exiliada en Francia, abdicara en favor de su hijo Alfonso. Educado en Sandhurst (Inglaterra), el futuro Alfonso XII publicó el Manifiesto de Sandhurst, donde presentaba la restauración de la monarquía constitucional como la única solución a los problemas de España.

El pronunciamiento del general Martínez-Campos en Sagunto (1874) restauró la monarquía en Alfonso XII. Los objetivos políticos de Cánovas se centraron en:

  • La pacificación del país: El ejército debía volver a los cuarteles y servir al Estado, independientemente de quién gobernara.
  • El bipartidismo: Se buscaba la alternancia pacífica en el poder de dos partidos políticos: el Partido Conservador y el Partido Liberal.
  • La consolidación de las instituciones: Se pretendía crear un sistema estable y duradero.

El Turno Pacífico y el Fraude Electoral

Para evitar que los progresistas accedieran al poder mediante pronunciamientos, como había ocurrido en el pasado, Cánovas impulsó el sistema del “turno pacífico”. Este sistema implicaba la alternancia en el gobierno del Partido Conservador, apoyado por la burguesía y la aristocracia, y el Partido Liberal, apoyado por funcionarios y profesionales liberales.

Sin embargo, el turnismo se basaba en el fraude electoral. El rey, influenciado por Cánovas, encargaba la formación de gobierno al partido que le correspondía según el turno. Para asegurar la victoria electoral del partido elegido, se recurría a la compra de votos, amenazas e incluso a la manipulación de los resultados electorales (el llamado “pucherazo”).

La Constitución de 1876 y el Reinado de Alfonso XII

La Constitución de 1876, promulgada para legitimar el régimen de la Restauración, establecía la soberanía compartida del rey con las Cortes. Aunque reconocía el sufragio universal masculino, no establecía una clara división de poderes:

  • Poder Legislativo: Compartido entre el rey y las Cortes bicamerales.
  • Poder Ejecutivo: En manos del rey, quien elegía al jefe de gobierno. El rey también era jefe del ejército y tenía amplias facultades.
  • Poder Judicial: Residia en los tribunales.

La religión oficial era la católica, aunque se toleraban otros cultos.

El Gobierno Conservador de Cánovas

Durante el reinado de Alfonso XII, el gobierno lo ejerció principalmente el Partido Conservador liderado por Cánovas. Entre las medidas más destacadas de su gobierno se encuentran:

  • El restablecimiento del Concordato con la Santa Sede.
  • La restitución de los militares depuestos durante el Sexenio Revolucionario.
  • La eliminación de los alcaldes y gobernadores civiles nombrados durante el Sexenio Revolucionario.
  • La promulgación de la Ley Electoral y la Ley de Imprenta.
  • El fin de la libertad de cátedra.
  • La prohibición de las asociaciones obreras.

La Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902)

En 1885, la muerte prematura de Alfonso XII dio inicio a la regencia de María Cristina de Habsburgo, esposa del difunto rey y madre del futuro Alfonso XIII. Se firmó el Pacto del Pardo, un acuerdo entre Cánovas del Castillo y Práxedes Mateo Sagasta, líder del Partido Liberal, para mantener el sistema canovista y el turno pacífico de partidos durante la regencia. Sin embargo, la corrupción política aumentó durante este periodo.

El Desastre del 98 y el Fin del Turnismo

En 1893, se elaboró el proyecto del Estatuto de Cuba y Puerto Rico, que finalmente no se aprobó. En 1895, estalló la insurrección cubana, que desencadenaría en la Guerra de Cuba (1895-1898). El turnismo se mantuvo durante la regencia e incluso durante la guerra, a pesar de la muerte de Cánovas en 1897. La pérdida de las últimas colonias españolas en América (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) en 1898, el llamado “Desastre del 98”, marcó el fin de una época y sumió a España en una profunda crisis moral y política.

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