Rubén Darío: Vida, Obra e Influencia en el Modernismo Hispanoamericano

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La figura del poeta nicaragüense Rubén Darío es clave en la creación, difusión y éxito del modernismo. Este autor incorporó al castellano las formas y los temas de poetas parnasianos y simbolistas franceses, al igual que la concepción del mundo esteticista. El culto a la belleza mediante la creación de un mundo exótico y el erotismo decadente y, a veces, compulsivo, sin duda son rasgos que caracterizan a Rubén Darío. Estas características de su poesía se pueden apreciar en sus libros Azul… (1888) y Prosas profanas (1896). Este último supuso la culminación del primer modernismo rubeniano, el más imitado y el más profundamente decorativo. Rubén Darío juega constantemente con figuras retóricas para lograr una densa perfección formal de origen sensual que presta gran atención a la música, el ritmo y la sonoridad de las palabras.

Evolución Poética y Temas Recurrentes

Además de la rica riqueza sensorial y rítmica de sus versos, es notable una honda preocupación política y social, así como una angustia vital casi obsesiva que se hace notable en su tercera obra, Cantos de Vida y Esperanza (1905), donde se condensan todos los hallazgos técnicos del poeta, pero alejado del colorido sensorial presente en sus demás obras, junto con sus obsesiones más íntimas y su constante angustia.

Influencia en la Literatura Hispanoamericana

La huella de Rubén Darío es notable, ya que su influencia es evidente en las obras de poetas hispanoamericanos como:

  • Leopoldo Lugones
  • José Asunción Silva
  • Amado Nervo
  • Alfonsina Storni
  • César Vallejo
  • La Premio Nobel, Gabriela Mistral

Rubén visitó España en dos ocasiones: en 1892 y entre 1898 y 1900.

El Legado de Rubén Darío en España

La influencia rubeniana sigue presente en la obra de este autor hasta la muerte de Rubén en 1916. Manuel Machado publicó Alma en 1902 y Caprichos en 1905, obras donde mezcla recursos simbolistas y parnasianos con otros propios de la tradición andaluza, inclinándose por temas y motivos llenos de melancolía. Antonio Machado, en su obra Soledades, galerías y otros poemas, en 1907, muestra ese tono intimista y combina evocaciones de la infancia con meditaciones sobre el paso del tiempo y la vecindad de la muerte, dejando al lado las excentricidades y el voluptuoso decoro de los poemas modernistas. Poetas que pronto se convirtieron en seguidores de la nueva estética.

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