San Agustín: Fe, Razón, Conocimiento y la Búsqueda de la Paz
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Fe y Razón en San Agustín
San Agustín no se considera un filósofo en el sentido estricto. El filósofo se limita al ámbito de lo conocible por medios exclusivamente racionales, separando lo que corresponde a la fe de lo que es propio de la razón. El filósofo utiliza solo la razón. Desde el punto de vista de San Agustín, al principio la razón puede ir abriendo el camino hacia la verdad. La razón, según él, tiene dos funciones fundamentales:
- Permite llegar a la fe, preparando al alma para comprenderla.
- Una vez alcanzada la fe, el hombre debe utilizar la razón para penetrar en los datos que le proporciona la revelación, para comprender la verdad que le ha sido revelada de forma gratuita por Dios.
El Conocimiento y la Búsqueda de la Verdad
El conocimiento busca alcanzar la verdad, porque solo la auténtica verdad proporciona plena felicidad. Pero no basta con buscar la verdad, hay que encontrarla. El conocimiento de la verdad es posible, pues hasta los escépticos, que niegan que exista, cuando la niegan, tienen un cierto concepto de ella.
El Conocimiento Sensible
Para San Agustín, cuando un conjunto de estímulos modifican un órgano sensorial, produciendo lo que denominamos una percepción, esa modificación en los sentidos no llega al alma. Puede influir en lo superior, el alma, pero el alma manda al cuerpo y este la obedece inmediatamente, mientras que el alma se manda a sí misma.
El Pecado Original y la Gracia Divina
El modo de ver de cada uno tiene su origen en el alma, la cual posee tres facultades: memoria, entendimiento y voluntad.
La naturaleza humana, buena por creación, ha sido corrompida por el pecado original. Una vez caído en el pecado, el hombre no puede salvarse por sí mismo; pero la fe es concedida por Dios.
El ser humano que consigue la fe tiene una actitud de búsqueda que le lleva a ir más allá de sí mismo, a autotrascenderse. La gracia divina le permite no cometer maldades y le libera del "pecado original".
El Problema del Mal
La concepción que posee San Agustín de la libertad le permite enfrentarse al origen del mal.
La doctrina del maniqueísmo defendía dos principios diferentes, uno para el mal y otro para el bien.
El mal no ha sido creado por Dios, que es bueno; lo que ocurre es que el mal no es positivo, no es una realidad positiva, sino una privación, una carencia, una ausencia de bien. Al no ser algo real, ni algo positivo, no puede ser atribuido a Dios, porque el mal aparece cuando falta el bien.
San Agustín distingue dos clases de mal: el mal moral y el mal físico.
El mal no proviene de Dios; es la libertad la que proporciona la elección entre el bien y el mal. Dios no es responsable del mal uso de la libertad.
La Búsqueda de la Paz
La razón por la que la paz se convierte en un bien por sí misma es que el hombre, por naturaleza, es un ser social y, también por naturaleza, busca la paz.