San Agustín: Vida, Filosofía y Legado del Pensador Medieval

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San Agustín (354-430) fue uno de los filósofos más importantes de la Edad Media. Nació el 13 de noviembre del año 354 en Tagaste, Numidia (hoy Souk-Ahras, Argelia). Su padre, Patricio (fallecido hacia el año 371), era pagano (más tarde convertido al cristianismo), pero su madre, Mónica, era una devota cristiana que dedicó toda su vida a la conversión de su hijo, siendo canonizada por la Iglesia católica romana.

Formación y Búsqueda de la Verdad

Agustín se educó como retórico en las ciudades norteafricanas de Tagaste, Madaura y Cartago. Inspirado por el tratado filosófico Hortensius, del orador y estadista romano Cicerón, Agustín se convirtió en un ardiente buscador de la verdad, estudiando varias corrientes filosóficas antes de ingresar en el seno de la Iglesia. En un principio fue maniqueo, pero sobre todo estuvo influido por la otra tendencia filosófica importante de la Antigüedad tardía, es decir, el neoplatonismo, en el que se encontró con la idea de que toda la existencia tiene una naturaleza divina. Estas ideas las tomó Agustín como base a la hora de razonar tras su conversión al cristianismo.

Filosofía y Teología Agustiniana

Para Agustín, el alma inmortal y espiritual del hombre es la imagen de la Trinidad; sólo en el interior del alma se halla toda verdad como producto de una iluminación divina. La vida del hombre es una prolongada lucha entre la gracia y el pecado, así como la historia de la humanidad será la lucha entre la ciudad terrena y la ciudad celestial.

Legado Literario

Como escritor, fue prolífico, convincente y un brillante estilista. Su obra más conocida es su autobiografía Confesiones (400), donde narra sus primeros años y su conversión. En su gran apología cristiana La ciudad de Dios (413-426), Agustín formuló una filosofía teológica de la historia. De los veintidós libros de esta obra, diez están dedicados a polemizar sobre el panteísmo. Los doce libros restantes se ocupan del origen, destino y progreso de la Iglesia, a la que considera como oportuna sucesora del paganismo. En el año 428, escribió las Retracciones, donde expuso su veredicto final sobre sus primeros libros, corrigiendo todo lo que su juicio más maduro consideró engañoso o equivocado.

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