Santo Tomás de Aquino: Ley, Estado y el Buen Gobernante
Clasificado en Religión
Escrito el en español con un tamaño de 3,15 KB
Santo Tomás de Aquino cristianiza el pensamiento de Aristóteles, incorporando también elementos de Agustín y, por ende, de Platón. Sus obras más importantes son la Suma Teológica y El Régimen del Príncipe (o La Monarquía). En ellas, plantea que el hombre es creado por Dios, pero dotado de razón y con la capacidad de organizarse debido a su naturaleza gregaria. Esta búsqueda del otro impulsa la construcción de un Estado, que debe ser gobernado por alguien que cumpla las siguientes condiciones:
- Ser un hombre de Dios.
- Llevar a su pueblo a Dios.
- Satisfacer las necesidades de su pueblo.
- No imponer situaciones injustas.
El gobernante injusto es aquel que no vive en Dios, no guía a su pueblo hacia Él, no satisface sus necesidades e impone leyes e impuestos injustos para su propio beneficio y el de sus allegados.
Cuando el gobernante crea la ley, esta debe orientar al pueblo hacia Dios. Tomás de Aquino distingue dos tipos de ley:
- La ley justa: busca el bien común para su pueblo y, por lo tanto, debe ser cumplida.
- La ley injusta: no conduce al pueblo a Dios y, por lo tanto, no debe ser obedecida.
Clasificación de la Ley según Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino clasifica la ley de la siguiente manera:
- Ley eterna: reside en Dios, es inherente a Él y es completamente conocida solo por Él.
- Ley divina: es la revelada y poseída por Jesucristo.
- Ley natural: es la que Dios siembra en el corazón del hombre debido a su condición de criatura divina y a su capacidad de razonar. Por ello, el hombre es bueno por naturaleza. Aquí, a diferencia de los estoicos, se incluye el elemento religioso.
- Ley positiva: surge del hombre viviendo en sociedad. Transforma la ley natural que posee al organizar el Estado en ley positiva. Por lo tanto, busca el bien común, al estar basada en la naturaleza del hombre.
- Ley del mal: es el pecado que comete el hombre. Sin embargo, el mal no puede considerarse una ley, ya que no se invita al hombre a vivirla, por lo que no puede convertirse en tal. Por ende, no existe una ley del mal.
El Buen y el Mal Gobernante
Santo Tomás de Aquino también establece que el gobernante bueno, que guía a su pueblo hacia Dios, no necesita escolta porque su pueblo lo ama y lo defiende, incluso daría la vida por él. En cambio, el gobernante injusto sí la necesita porque su pueblo lo detesta y quiere lincharlo. Si un gobernante es malo y perjudica a su pueblo, aquellos que tienen la fuerza de las armas deben matarlo o deportarlo. El pueblo no debe linchar al gobernante, ya que no debe mancharse las manos de sangre; esa es la tarea de quienes manejan las armas.
El Derecho según Tomás de Aquino
El Derecho, para Tomás de Aquino, está formado por la ley, que es producto de la razón del hombre. Cuando se establece una norma, esta debe ser discutida y publicada para que toda la gente la conozca (similar al proceso actual de formación de la ley).