El Siglo XVIII en España: Contexto Histórico, Social, Musical y Literario
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Contexto Histórico, Social y Musical
El siglo XVIII se conoce como el siglo de la Ilustración, porque se pretendió demostrar a la población los nuevos conocimientos científicos y filosóficos bajo la luz de la razón, con la intención de mejorar la vida y la cultura de las personas. Los ilustrados trataron de favorecer reformas sociales y económicas, como alfabetizar y educar al pueblo. El racionalismo vigente cristalizó en la amplia obra francesa La enciclopedia, en la que se revisó el sistema de ideas y creencias: los ilustrados lucharon contra la superstición y las formas religiosas tradicionales absurdas. En lo político, pensaban que la sociedad estaba formada por un conjunto de ciudadanos libres e iguales; en lo científico, cultivaron las ciencias naturales. Los principios de la Ilustración implicaban la concentración del poder en manos del rey y su uso de un modo total: "todo para el pueblo, pero sin el pueblo". Al pueblo se le tutelaba, procurando su felicidad sin que interviniera en los asuntos públicos.
En España, con el apoyo de la Corona y a pesar de influyentes sectores reaccionarios, la cultura ilustrada fue penetrando en la península mediante traducciones de libros franceses, la acción del padre Feijoo y las ideas jurídicas basadas en el derecho natural (no en el divino). Los ilustrados alcanzaron el poder político con Carlos III y pudieron practicar sus teorías reformistas. El movimiento ilustrado maduró en la creación de nuevas instituciones como la RAE (Real Academia Española), la Biblioteca Nacional y las Sociedades de Amigos del País, que agrupaban a los espíritus ilustrados que trataban de animar el progreso y el avance reformista.
La Literatura Española en el Siglo XVIII
La Ilustración tuvo un correlato artístico en el Neoclasicismo, corriente que aspiraba a restaurar el gusto y las normas de los clásicos grecolatinos, en contraposición a la exageración, oscuridad e irracionalidad del Barroco. Los neoclásicos buscaron crear una obra regida por normas y con intención didáctica, caracterizada por la claridad y la armonía. El conjunto de normas que regía la creación literaria se recogía en las poéticas, libros que explicaban cómo debía estar compuesta la obra. En España, una persona que influyó fue Luzán con su obra Poética, en la que divulgaba los principios neoclásicos de composición literaria, como la intencionalidad didáctica, la claridad y la ausencia de sentimiento.
Se pueden distinguir tres etapas en el siglo XVIII:
- Primera etapa (principios de siglo): Se mantuvo la literatura barroca. Se cultivó el ensayo, con Feijoo como figura destacada, y la sátira, en la que sobresale Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, del Padre Isla.
- Segunda etapa (mediados de siglo): Se implantó el Neoclasicismo. En el teatro se impuso la regla de las tres unidades; la lírica se malgastó en odas filosóficas y fábulas moralizadoras; la narrativa desapareció.
- Tercera etapa (finales de siglo): Se instauró el Prerromanticismo, que rehabilitó el sentimiento en el arte. Se trataron temas emotivos y nocturnos. Destaca Noches lúgubres, de Cadalso.