Subgéneros Narrativos del Siglo XV y la Novela Picaresca: El Lazarillo de Tormes

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Principales Subgéneros Narrativos del Siglo XV

El relato sentimental y caballeresco fueron los principales subgéneros del siglo XV. El Quijote, en 1605, pone punto final a este último género.

Cuatro Nuevos Modelos Narrativos

  • El relato bizantino: Se inspira en los autores griegos Heliodoro y Aquiles Tacio. Narra las peripecias que les suceden a dos enamorados durante un largo viaje. Se inaugura en 1522 con Los amores de Clareo y Florisea.
  • La novela picaresca: Iniciada por el Lazarillo, narra de forma autobiográfica y con tono realista las andanzas de un muchacho de baja extracción social que lucha a diario por subsistir al servicio de distintos amos.
  • El relato pastoril: Varios pastores, que se comportan y hablan como refinados cortesanos, cuentan sus penas amorosas en medio de una naturaleza idealizada. A veces se leían en clave, identificando a los pastores con personajes reales. Ejemplos de este subgénero son La Arcadia y La Diana.
  • El relato morisco: Narración de caballerías, situada en el marco realista del final de la Reconquista española. Un ejemplo es La Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa.

El Lazarillo de Tormes

Las primeras ediciones (Burgos, Amberes y Alcalá) datan de 1554. La obra tuvo un éxito enorme. Su autor es desconocido, aunque existen diferentes hipótesis.

Originalidad

Está escrita en forma de carta redactada por Lázaro, posiblemente basada en las epístolas de las novelas sentimentales. Está llena de anécdotas populares de tradición oral. La originalidad consiste en su realismo. Se lee como si fuera la autobiografía real de un personaje auténtico.

Argumento

Planteada como una epístola autobiográfica, el protagonista se defiende de ciertas acusaciones.

El protagonista de la obra ha nacido en un molino junto al río Tormes, hijo de un molinero ladrón y una mujer de vida irregular. A los ocho años es entregado por su madre, que había quedado viuda, a un astuto pordiosero ciego que lo utiliza como guía.

De esta suerte, el muchacho se halla súbitamente enfrentado a los problemas de la vida, por cuanto su amo es un egoísta que apenas le da más que la comida precisa para no perecer de hambre y, en cambio, le explica lecciones y ejemplos de astucia y malicia que el sagaz Lazarillo no tardará en aprovechar ampliamente en perjuicio de su mismo maestro.

Con su segundo dueño, un clérigo todavía más avaro que el ciego, se ve obligado a echar mano de más estratagemas, hurtos y malas artes para no quedarse totalmente en ayunas.

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