Superando la Angustia y el Pánico: El Caso de Juan

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Relatos de Angustia: Casos de Estudio

Caso 1

P: “Lo que pasa es que en esos momentos me siento un poco aturdida, como si el mundo se me viniera encima. Parece que estuviera en un túnel oscuro y largo, del cual no puedo salir”.

P: “En esos momentos no sé qué me pasa, pienso muchas cosas que me hacen sentir muy triste, como por ejemplo que nadie me quiere y que no soy importante. Me da también mucha angustia. Cuando me pasa esto no hago nada: no estudio, no converso, simplemente me echo en mi cama y me quedo mirando al techo fijamente”.

P: “En esos momentos pienso que la vida no tiene sentido y que no hay por qué seguir luchando, sintiendo mucho desgano que termina en una gran tristeza”.

Ejemplo

Carla es una estudiante de 18 años y refiere lo siguiente:

“Lo que le voy a contar sucede cada vez que llega la hora de comer, sea el desayuno o el almuerzo… esto me pasa a diario, estoy así 10 a 30 minutos, la cólera es tan intensa como de 9 sobre 10”.

Cada vez que como algo, estando con o sin mi familia, intento probar el segundo bocado, pero sé que me va a engordar. Pienso: ¿Por qué como esto si tiene muchas calorías… no es dietético… como siempre engordaré? En ese momento me da un arranque de cólera, con sentimientos encontrados de tristeza, ira y culpa; se me empieza a acelerar el corazón, sudo y me pongo inquieta, entonces dejo de comer, inmediatamente me paro de la mesa, tiro la comida y boto lo que hay en el refrigerador…”

Ejercicio 1

El Caso de Juan

Juan es un joven de 25 años y refiere lo siguiente:

“Quiero comentarle que en los últimos tiempos sufro de mucha angustia, diría hasta pánico. En ocasiones, cuando estoy trabajando, de un momento a otro me percato que mi corazón late aceleradamente y eso me genera un gran temor, ya que pienso que a lo mejor puedo desmayarme, que eso va a incrementarse. Pienso dónde sentarme, a quién recurrir, que puedo a lo mejor morir, ya que es algo que no puedo controlar.

Al mismo tiempo me pongo inquieto, caminando de un lugar a otro, mis manos me tiemblan, hablo con voz entrecortada e internamente siento presión en el pecho, me duele la cabeza, mi respiración se entrecorta y empiezo a sudar frío.

A su vez, la ansiedad se incrementa de forma alarmante, por lo que mi familia, al darse cuenta, me lleva a la clínica, me ponen un diazepam y se me pasa. Esto, pensándolo bien, me ocurre hasta una vez por semana, durando cada crisis hasta unos 20 a 25 minutos. Espero su ayuda lo más pronto posible”.


Objetivos de la Terapia

Modificar Pensamientos (esquemas)

Modificar comportamientos aprendidos (condicionamiento clásico, operante, social)

En última instancia, que la persona pueda llevar una vida más plena

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