Teatro Épico y del Absurdo: Brecht, Beckett y la Ruptura con el Clasicismo

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Teatro Épico y del Absurdo: Ruptura con el Teatro Clásico

El Teatro Épico: Bertolt Brecht

Bertolt Brecht nació en Augsburgo en 1898, donde su padre era director de una fábrica de papel. Estudió literatura, ciencias naturales y medicina, y participó como asistente sanitario durante la Primera Guerra Mundial. El teatro épico, también llamado teatro político, surge a inicios del siglo XX gracias al director alemán Bertolt Brecht, quien incentivaba un teatro más comprometido con las causas sociales de su época. A diferencia de las corrientes realista y naturalista, este tipo de teatro intensifica el uso de la ilusión, ya que es de suma importancia que el espectador tome distancia de lo que sucede en escena para así llegar a un juicio crítico.

La dramaturgia de Bertolt está ligada a las concepciones dialécticas marxistas. Es importante mencionar esto, así como tener en cuenta el marco social y político de esa época. Aunque su teatro sea contemporáneo, conocer estos aspectos nos ayuda a comprender mejor su propuesta. El teatro épico confronta a la audiencia con situaciones donde debe haber cambios. El espectador no está en el rol de "consumidor", sino que debe tomar decisiones a favor o en contra de lo que se ve, convirtiéndose en un espectador "productivo", permitiéndole llegar a sus propias soluciones con un sentido crítico.

El Teatro del Absurdo: Samuel Beckett

El término "teatro del absurdo" designa a un grupo de autores dramáticos de los años 50 que no se consideraban a sí mismos integrantes de una escuela, pero que compartían ciertas actitudes hacia la difícil situación del hombre en el universo. Las características generales y principales del teatro del absurdo son la reacción contra los conceptos tradicionales del teatro occidental y el rechazo del teatro realista existente.

Las características peculiares del teatro del absurdo son el deliberado abandono de una construcción dramática racional y el rechazo del lenguaje lógico y/o consecuente. Sustituyen la estructura tradicional de planteamiento-nudo-desenlace por una ilógica sucesión de situaciones aparentemente sin sentido. Los personajes pueden cambiar de sexo, personalidad o estatus. La trama es a menudo circular y no va a ninguna parte. Utilizan un lenguaje sin sentido que lleva a malentendidos entre los propios personajes y, además, los diálogos evasivos crean un efecto cómico.

El autor más importante es Samuel Beckett con su Esperando a Godot (1953), pero además de este, son referentes Ionesco, Harold Pinter, Jean Genet y Edward Albee.

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