Teatro Francés del Siglo XVII: Tragedia, Comedia y Espacios Escénicos

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La Tragedia en el Siglo XVII

La tragedia nace en Francia en el siglo XVI gracias al culto a las obras latinas. Jean Racine criticó de la tragedia su escasa materia. Los excesos políticos consistían en el abuso de escenas tendentes a lo lacrimógeno y en la insistencia sobre los infortunios de los héroes. A comienzos del siglo XVII, desaparece por una acción concentrada y por los enfrentamientos de los personajes.

Pierre Corneille

A mediados del siglo XVII destaca la obra de Pierre Corneille. Nacido en Ruan, estudia con los jesuitas y conoce a los autores latinos Séneca, Lucano y Tito Livio, quienes serán las influencias de su teatro. Gracias a su dominio del arte dramático creó buenas obras. El Cid fue un éxito, aunque fue criticado por los críticos. Abandona el teatro durante más de tres años, pero vuelve con tragedias romanas como Homero, La muerte de Pompeyo y Cinna.

Jean Racine

Jean Racine será la cumbre de la tragedia. Sus tragedias se centraban en problemas psicológicos, y sus personajes sucumben ante un destino adverso. No relega a segundo plano pasiones como el amor, los celos o la venganza. Trabaja la poesía del drama, llevando a su perfección el alejandrino francés. Entre sus obras destacan: Andrómaca, Británico y Berenice.

La Comedia en el Siglo XVII

Las fuentes en las que se basa la comedia en el siglo XVII son la farsa, la comedia antigua y la influencia del teatro español.

Molière

Molière es el creador de la comedia francesa, gran conocedor del teatro, dramaturgo, empresario y actor. La principal característica de su dramaturgia es la maestría en manejar la caricatura. Sus representaciones estaban llenas de elementos cómicos. La finalidad de su teatro es enseñar a los hombres cómo son sin dejar de divertirlos.

Temas de Molière

  • Familia
  • Educación
  • Machismo
  • Mujer
  • Crítica al machismo
  • Hipocresía

Pretende ridiculizar vicios de su época y defectos de su sociedad como la pedantería, el engreimiento de los nuevos ricos, la ignorancia y la hipocresía religiosa. Entre sus obras destacan: El avaro, El misántropo, El enfermo imaginario y, sobre todo, Tartufo. Cuando se estrenó Tartufo, tuvo que remodelar la obra porque en la primera versión aparecen atuendos semieclesiásticos. Estas censuras lo excitaron hasta ofrecernos su obra maestra.

Los Espacios Escénicos en el Siglo XVII

Las salas eran antiguos locales destinados al juego de pelota, de forma rectangular. Constaban de un patio en el que se ponía de pie el público popular masculino, ya que las mujeres no frecuentaron el teatro hasta 1640. Los espectadores eran ruidosos y turbulentos. En el último tercio del siglo XVII se impone la costumbre de ceder parte del escenario al público noble, lo que reduce el espectáculo.

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