Teoría de la Indefensión Aprendida de Seligman
Clasificado en Psicología y Sociología
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Abramson, Seligman y Teasdale
En 1978, Abramson, Seligman y Teasdale reformularon la teoría de la indefensión. Observando analogías entre las reacciones de perros y humanos ante eventos incontrolables, señalaron que la indefensión o la depresión en las personas está condicionada por:
- Los eventos aversivos incontrolables.
- La explicación que las personas dan sobre esos eventos.
Introdujeron como elemento complementario la atribución o explicación causal que realizan los sujetos.
Atribución de la responsabilidad:
Por ejemplo, si un alumno suspende un examen y lo atribuye a que es poco inteligente, podría plantearse abandonar sus estudios. Este tipo de atribución puede ser:
- Global: cuando uno cree que su falta de inteligencia influye en todas las áreas de su vida (ej., "Soy poco inteligente, por lo tanto, voy a fracasar en todo").
- Interna: si el problema no se debe a la situación, sino que uno mismo es el culpable (ej., "Suspendí porque soy poco inteligente, no porque el examen fuera difícil").
Este tipo de atribución puede ser perjudicial y difícil de extinguir. Puede generar consecuencias secundarias como frustración, agresividad, e incluso detener el proceso de aprendizaje. Es importante reforzar conductas alternativas a la castigada.
Indefensión Aprendida (Martin Seligman)
El diseño experimental de Seligman para estudiar la indefensión aprendida consta de dos fases: pretratamiento y prueba. Se utilizan tres grupos de sujetos:
- Grupo escapable: Se expone a los sujetos a un evento aversivo, como una descarga eléctrica, que pueden controlar ejecutando alguna respuesta.
- Grupo inescapable: Son expuestos a la misma situación aversiva, pero sus respuestas no pueden modificar el evento.
- Grupo control: No recibe pretratamiento.
En la fase de prueba, se somete a todos los sujetos a un tipo de condicionamiento idéntico, de escape-evitación.
La indefensión aprendida consiste en la falta de convicción en la eficacia de la propia conducta para cambiar el rumbo de los acontecimientos que vive el sujeto o para alcanzar los objetivos que se desean, debido a la expectativa de falta de control. Sus efectos son:
- Déficit motivacional: Los animales o personas son incapaces de iniciar una conducta voluntaria. La pasividad de los perros o personas tras sucesos traumáticos refleja la incapacidad de los mismos para iniciar nuevas conductas.
- Déficit cognitivo: Incapacidad para realizar nuevos aprendizajes o para beneficiarse de nuevas experiencias. Las expectativas futuras dependen de la creencia en que podemos controlar las experiencias pasadas y presentes.
- Déficit emocional: Los estudios con humanos demuestran que después de una experiencia incontrolable se originan sentimientos de indefensión, impotencia, frustración, etc.