Transformación de España: Del Plan de Estabilización al Concilio Vaticano II
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Plan de Estabilización y Planes de Desarrollo
El Plan de Estabilización, puesto en marcha en 1959, respondía a los malos resultados económicos de la autarquía de la posguerra. Las medidas económicas adoptadas, aconsejadas por organismos económicos internacionales, buscaban mejorar la situación del país. Si bien se conoce este periodo como “milagro español”, su éxito no se debió únicamente al Plan de Estabilización, sino también a la coyuntura económica internacional favorable.
En los años 60, al programa de Estabilización se unieron los Planes de Desarrollo. Se promulgaron tres planes cuatrienales, inspirados en el modelo francés, con dos objetivos principales:
- Modernizar las estructuras de la industria española.
- Acabar con los desequilibrios regionales, promoviendo industrias en zonas atrasadas mediante los Polos de Desarrollo (como el polígono Sequero en Logroño).
Contubernio de Múnich
En 1962, los partidos políticos españoles, exceptuando el PCE, se reunieron en Múnich. El objetivo de esta reunión, conocida como Contubernio de Múnich, era solicitar la evolución del régimen de Franco hacia posiciones democráticas. Los participantes acordaron los siguientes principios:
- Implantación de instituciones democráticas en España.
- Reconocimiento del derecho a las libertades individuales y a las diferencias territoriales de las regiones españolas.
- Legalización de partidos y sindicatos.
La reacción de Franco fue severa, con encarcelamientos y exilios para los participantes. Este evento tuvo repercusión en Europa, donde se le negó a España, una vez más, el ingreso en la CEE.
El Concilio Vaticano II y el alejamiento de la Iglesia del régimen
Los principios reformistas y la preocupación por la justicia social del Concilio Vaticano II chocaron con el régimen franquista. El Concilio defendía la separación de la Iglesia y el Estado, un principio que un sector de la Iglesia española estaba dispuesto a implementar. Esta postura marcó el inicio de la ruptura entre el poder político y religioso.
En los años 60 y 70, surgieron los curas obreros, quienes, junto a organizaciones católicas como la JOC y la HOAC, participaron en las movilizaciones obreras. Parte de la jerarquía eclesiástica se distanció del régimen, y las actitudes antifranquistas se extendieron entre los sacerdotes jóvenes. El caso Añoveros, obispo de Bilbao, que publicó una pastoral en defensa de la lengua vasca, representó el punto álgido de la tensión entre el régimen franquista y el Vaticano.