Transformaciones Sociales, Religiosas y Arquitectónicas del Siglo XIII: El Esplendor del Gótico

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Transformaciones Sociales, Religiosas y Arquitectónicas del Siglo XIII

El Contexto Socioeconómico y Religioso

El siglo XIII marca una profunda transformación en el sistema de producción agrícola europeo. Gracias a avances técnicos, un período de relativa paz y nuevos procesos de roturación, se experimenta un notable aumento de la producción. La aparición de excedentes reactiva el comercio, propiciando un renacer de las ciudades. Este fenómeno conduce al progresivo enriquecimiento de la burguesía urbana, que pronto se convierte en antagonista de la vieja aristocracia feudal.

Mientras que la aristocracia feudal impulsó un arte rural y jerarquizado como el románico, la burguesía urbana desarrolla un arte urbano, imbuido de un nuevo sentimiento religioso, más emotivo, y de una sensibilidad más realista y, por tanto, plásticamente más naturalista. La catedral, edificio emblemático y característico del arte gótico, es la síntesis de todo ello. La catedral, iglesia de la ciudad, compite en importancia y monumentalidad con los antiguos monasterios. La arquitectura religiosa vuelve a primar sobre otros modelos arquitectónicos. Los castillos románicos, con su función principalmente defensiva, dan paso a residencias palaciegas que incorporan mejoras en la calidad de vida y reflejan la suntuosidad de la nueva nobleza.

La Revolución Arquitectónica Gótica

El edificio representativo de la nueva sociedad urbana es consecuencia de una distinta consideración del tema religioso y, más concretamente, de un cambio en la sensibilidad cristiana. Las nuevas corrientes de filosofía neoplatónica, que vinculan el concepto de Dios con el ámbito de la luz, tienen un tremendo protagonismo en este cambio. Esta filosofía tendrá una notable repercusión en la nueva arquitectura.

Partiendo de estas premisas, la catedral gótica, morada de Dios, se concibe en base a esta nueva espiritualidad cristiana como un espacio lleno de luz, lleno de Dios. La arquitectura de este período introduce cambios tectónicos para lograr este objetivo: rasgar los muros para que la luz inunde el espacio interior. Como consecuencia, se generaliza el uso de:

  • Arco apuntado
  • Bóveda de crucería
  • Arbotantes
  • Arcos fajones
  • Grandes contrafuertes exteriores
  • Pilares cruciformes con columnitas adosadas (que derivarán en el pilar fasciculado)
  • Vidrieras, cuya luz abundante y coloreada creaba una atmósfera irreal, de profundo impacto espiritual.

El resto de los elementos formales de la arquitectura gótica suponen una evolución hacia la monumentalidad respecto de los edificios románicos. Esta monumentalidad se ve reforzada por la tendencia ascendente en el espacio interior, gracias a la altura de las bóvedas. Se sigue utilizando la planta de cruz latina, de tres o cinco naves, crucero destacado en planta y una cabecera hipertrofiada con capillas radiales. En alzado, se abren tribunas y triforios ciegos. Las fachadas presentan grandes torres coronadas por agujas o chapiteles, y una decoración exterior cada vez más recargada, con motivos ornamentales como pináculos. Aunque la escultura sigue liberándose del marco arquitectónico, permanece ligada implícitamente a las construcciones.

La Evolución de la Escultura Gótica

Con el paso del tiempo, se observa una sutil evolución de la escultura románica, que gradualmente se desprende de su dependencia de la arquitectura. Se van acuñando modelos más gráciles y naturalistas, gestándose así la escultura del período gótico.

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