La Virtud como Término Medio: Un Enfoque Aristotélico
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El Sentido de la Doctrina de la Virtud como Término Medio
El dominio de las pasiones era tradicionalmente asunto de la moderación, ya que desde antiguo estaba destinada a evitar los excesos, autocontenerse; por eso es fácil confundirla con el término medio de Aristóteles.
Aristóteles separa entre la continencia y la moderación. La moderación se aplica solo a algunos placeres, principalmente los relacionados con el gusto y el tacto; y es una virtud concreta con su propio término medio. Reconoce que es fácil encontrar a quienes se exceden en los placeres, pero en cambio no hay casi nadie que sea insensible ante ellos, por lo tanto, es una virtud que se ajusta difícilmente a la estructura del término medio. Así pues, no es la virtud que proporciona la estructura característica del término medio.
Lo que se enfrenta a las pasiones es el conjunto de virtudes éticas. La acción moral no consiste en la práctica de la continencia que no es una virtud por sí mismo.
Para Aristóteles, el hombre virtuoso no es aquel que se contiene, sino el que siente placer en las actividades correctas. Por lo tanto, la doctrina del término medio sustituye a la doctrina de la moderación de la moral tradicional.
El origen de la doctrina del término medio no está en una virtud concreta, ya que el ejemplo favorito de Aristóteles de punto intermedio es el del valor que se encuentra entre la cobardía y la temeridad.
Pero este ejemplo no es el modelo de virtud ética, ya que la acción valerosa en un campo de batalla no está relacionada con una acción placentera.
La doctrina del término medio es una herencia platónica. Platón habla de dos ciencias de medida: la aritmética y la geometría. De ellas nace la proporción (por ejemplo: el reparto desigual pero justo de la herencia). Aristóteles aplica este modelo platónico trasladándolo a la moral, dejando claro que la virtud es el término medio entre un exceso y un defecto.
Lo que describe la doctrina del término medio es la esencia de la virtud, su modo de ser, su estructura y no puede confundirse con una guía para la acción, como una norma de contención ni como un criterio de acción moral, ni como normas universales para la actividad ética. Sino que Aristóteles usa esta doctrina en la ética para clasificar las virtudes y analizarlas.
A Modo de Conclusión
Aristóteles parte de una concepción del alma de base platónica, pero va más allá en el estudio del comportamiento moral, añadiendo, junto a la prudencia, un conjunto de virtudes que tienen por objetivo el dominio de la parte irracional. Prescinde del intelectualismo moral y de la concepción simplista de la unidad de las virtudes, pero consigue una visión mucho más matizada del campo de la acción moral.