A escola Gongorina e Quevedo: rivalidade literaria no século de ouro
Clasificado en Matemáticas
Escrito el en gallego con un tamaño de 4,09 KB
La juventud, la adolescencia, la virilidad y la senectud. Esta división é puramente barroca e sitúa ás soedades, acorde co título, nun ámbito simbólico.
As Soledades está dedicado a un público de minoría elitista. Asimismo, adquiriu un amplo eco entre a nobreza, a cal viu no cultismo gongorino unha nova faceta de exquisitez e de ornato preciosista. Con isto, destacamos a loita persoal de Lope contra a escola do cordobés (aínda que no fondo o admiraba moito) por esa amargura e resquemor ante o triunfo dun rival de superior cuna e recoñecida cultura. Esa rabia de Lope producíase sobre todo polo triunfo desta obra e a do Polifemo porque foi no ámbito onde quería triunfar e non o conseguiu. En cambio, a loita con Quevedo débese a outras cuestións que provocan enfrentamentos constantes. Quevedo, con 20 anos menos que Góngora, lle reprochaba as presentes innovacións lingüísticas. En cambio, Góngora acusábao de traducir mal as obras gregas. Esta polémica literaria levou a ambos poetas a un odio persoal. A partir dese momento, burlábanse dos seus aspectos físicos: Góngora burlábase da coxera de Quevedo e que bebía moito. En cambio, Quevedo acusábao dunha natureza xudía, unha actitude antisemita pola súa enorme nariz, de ser un poeta empedernido, de ser un nefasto sacerdote e de empregar versos sucios. Coa morte do poeta e vencido polos seus inimigos literarios, a escola consumouse. Así surxen poetas como Soto de Rojas e Villamediana que se mencionan como “discípulos do cordobés” que apenas tiveron importancia na literatura española. Por tanto, segundo Valbuena, as soedades son unha lección de poesía, máis que un poema.
La escola Gongorina:
En la escola Gongorina estaba presente el cultismo gongorino. Los poetas veían una nueva forma de exquisitez y de decoración brillante. Aunque Góngora esté resentido de cierta forma, hay que admitir el triunfo de un rival, Lope de Vega, de superior cuna y cultura. Esto tiene una importancia histórica y Góngora entraba dentro de lo clásico. Con la muerte del poeta, la escola gongorina era ya un hecho consumado. Los poetas ahora eran discípulos del cordobés, eran simples imitadores. Uno de ellos era Soto de Rojas, amigo de Lope, que publicó poemas como Desengaños de amor en rimas. En esta obra se tratan poemas juveniles, una vinculación petrarquista. En él se observa como hay un fondo barroquismo. El desengaño le rodea y ofrece posteriormente obras de tema moral y religioso. Un tema principal en este autor es su paisaje cerrado en su propio jardín granadino. Por tanto, Soto de Rojas y Villamediana son el más alto exponente poético del gongorismo. Además, cuando la imitación gongorina se presenta en la escola, la repetición y la monotonía son las directrices.
Quevedo:
La agudeza y la agresividad que adopta Francisco de Quevedo en su poesía se pueden dar debido a una insatisfacción social y psicológica. El poeta tiene que arrastrar una posición, dentro de su hidalguía, inferior y un físico desgraciado, en un siglo donde la crítica es muy común ante los defectos ajenos. Aún así, Quevedo nunca consiguió ni gran fortuna ni posición social consolidada sujeta a los vaivenes de la política que suministraba a su vocación de cortesano. En sus poemas y en su vida general, aisla su intimidad aunque son frecuentes los ataques satíricos de los demás. El egocentrismo está frecuente en sí mismo sin adornos sensoriales. Según Dámaso Alonso califica a Quevedo como desgarrón afectivo. En Quevedo eleva su producción poética hasta el sobriedad, filosofía moral y profundidad metafísica. La distinción anímica puede explicar la diversidad de temas y motivaciones tan barrocos. El poeta en su poesía juega con los juegos verbales que el conceptismo ofrece. En su poesía vemos una profunda cultura humanística y estoica. En un momento de su vida, tiene una crisis espiritual cristiana donde el tiempo y Dios llenan el alma del poeta. Se trata de un poeta que, como Garcilaso, de forma petrarquista reflexiona sobre sus errores y verifica angustiado la fugacidad de existir.