Explosion y lo fatal
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Análisis métrico:
Tipo de poema- no soneto
Número de estrofas- 4
Número de versos (por estrofa)- 4 cada una
Número de sílabas (por verso)- 8
Tipo de rima- consonante
Esquema métrico- ABBA CDDC EFFE GEEG
Figuras retóricas:
Metáforas- monte de espumas/ abanico de plumas/ surtidor/ ciervo herido/ valiente agrada/ vigor del acero
Símbolos- espumas/ puño echa flor/ acero
Anáfora- Mi verso es
Símil- como un puñal
Movimiento literario (siglo, estilo, etc.):
Modernismo (final del Siglo XIX) tiene su origen en hispanoamericano. Opone el Realismo y al Romanticismo, y se expresan sentimientos íntimos. Los temas del Modernismo son países exóticos y lugares idealizados e inexistentes. Enfoca en arte por el arte y crear belleza sin otra intención. El lenguaje es culto y refinado, y da más importancia al lenguaje que al significado.
Resumen/ Tema/ Descripción del poema:
El autor describe su poesía por metáforas diferentes. Su poesía es como la naturaleza o algo que puede ser frágil. Su poesía también es la vida, y puede cambiar con cada momento. Cada metáfora describe lo que Martí cree que es su poesía.
Estructura interna
Modernismo (final del Siglo XIX) tiene su origen en hispanoamericano. Opone el Realismo y al Romanticismo, y se expresan sentimientos íntimos. Los temas del Modernismo son países exóticos y lugares idealizados e inexistentes. Enfoca en arte por el arte y crear belleza sin otra intención. El lenguaje es culto y refinado, y da más importancia al lenguaje que al significado.
Resumen/ Tema/ Descripción del poema:
El autor describe su poesía por metáforas diferentes. Su poesía es como la naturaleza o algo que puede ser frágil. Su poesía también es la vida, y puede cambiar con cada momento. Cada metáfora describe lo que Martí cree que es su poesía.
Estructura interna
La estructura interna del poema es la forma en que este poema puede ordenarse según el contenido. En este caso podemos ver que de las cuatro estrofas, tres están cargadas de imágenes en las que el yo lírico intenta demostrar a través de ellas, cómo es su poesía. Cada imagen que plantea no parece terminar de satisfacer sus deseos, como cuando uno quiere expresar algo que resulta inefable, es decir que no hay palabras para definirlo, entonces movido por la emoción busca imágenes que logren su propósito.
Recién en la última estrofa deja de lado las imágenes y llega a una conclusión clara que sintetiza toda su poesía, rematando el final con una nueva imagen que relaciona a esta con la lucha.
Así podríamos ver dos grandes núcleos de acuerdo al contenido.
Las imágenes son una herencia del parnasianismo que toma el modernismo. El parnasianismo es un movimiento del siglo XIX en Europa que intenta buscar la conexión de la pintura con la poesía, y por eso su poesía está cargada de imágenes pictóricas.
Estrofa I
El poema comienza con una imagen que es una metáfora impura o una comparación sin nexo. Se relaciona al monte de espuma con el verso. La imagen tiene dos características interesantes. El monte sugiere la altitud, la grandeza, lo natural. El verso, entonces tiene grandeza, es natural, nace del poeta sin artificialidades, nace como lo siente, y busca la altura, lo ideal, aquello que el hombre subleva, lo sublime, lo que el hombre no puede alcanzar si no logra salir de su egoísmo y su cotidianeidad.
Esta imagen del monte esta acompañado por “de espumas”, así que el monte no sólo tiene todas las características mencionadas sino también es blanco, puro, volátil, sutil, ya que adquiere colores muy suaves cuando el sol se posa en ella. El poema es también puro. Sale de sus entrañas sin engaños, buscando la claridad, la luz, sin violencias, sino lleno de hermosura. Si es un monte de espuma, cualquier viento podría hacerla volar, llegar lejos, así su poesía también se esparce, no queda quiera, tiene un movimiento según el viento. Si a esta imagen le agregamos la siguiente imagen “abanico de plumas” podemos imaginar la idea de movimiento. El verso es las dos cosas: el monte de espumas y el abanico de plumas. Las dos imágenes se caracterizan por el movimiento y la belleza, lo que se llama “preciosismo”. El abanico de plumas sugiere el colorido que también abunda en su poesía. El color, a su vez es símbolo de vida, por lo tanto la poesía del yo lírico es vital, y trasmite vida. Está íntimamente asociado a ella.
Es interesante ver cómo la idea del Parnasianismo aparece planteada en esta estrofa a través de la unión del verbo ser y ver.
Los dos verbos quedan al principio y al final del verso, unidos por la idea de la poesía. Su poesía es lo que ves, por lo tanto es la imagen, así de sencillo y así de profundo también, ya que muchas de las imágenes que este yo lírico presente no existen, por lo tanto tampoco se pueden ver, sino es por la imaginación. Así la poesía es lo que ves en tu imaginación.
Estrofa II
Esta estrofa presenta dos imágenes, unidas por la anáfora (repetición al principio del verso) que será, a partir de este momento una de las figuras más reiteradas: “Mi”. Esta anáfora no sólo marca la singularidad de su verso, sino que también hace que el ritmo del poema se vaya haciendo más intenso, ya que la anáfora nos hace volver al principio y esa insistencia nos permite pensar en la emoción que va creciendo en este yo lírico que intenta transmitirnos lo inefable, ese sentimiento que crece desde sus profundidades y surge con la fuerza del acto creativo, de forma altruista, sin buscar nada a cambio, más que un sentir común, un ideal común, una lucha común.
Justamente la idea de lucha se manifiesta en la imagen del puñal. A través de esta comparación “mi verso es como un puñal”, el yo lírico expresa su hondo sentir libertario. El puñal, que sirve para matar, para herir, también sirve para liberar, y exige de quien lo empuña la valentía de verse cara a cara con el enemigo, donde medirá sus fuerzas. No es un arma, no dispara de lejos, sino que ve al problema de frente. Es el empuña el puñal o el otro, y es una lucha de hombres y no de máquinas.
Pero este puñal tiene una característica: “por el puño echa flor”. Es en este verso que vemos la idea de revolución. No es un puñal para herir, es para liberar. En el puño de quien lo empuña está la idea de la flor que crece. Este puñal no mata, sino que da vida. Imaginemos la revolución cubana contra la dominación española. Imaginemos los años de opresión del pueblo cubano por fuerzas de España. Las injusticias, la doblegamiento de este pueblo acostumbrado a ser esclavizado, que ha visto morir a todos sus hermanos indígenas, ha visto llegar la esclavitud de África, y ha visto las aberraciones más terribles sin poder detenerlas, hasta que la impotencia se transforma en rabia, y la rabia en acción. Ese es el puñal que por el puño echa flor.
La siguiente imagen es la del surtidor. Un surtidor es un chorro de agua que nace de lo profundo de la tierra y sube hacia arriba, buscando la altura. Esto sugiere que su poesía nace de lo profundo del poeta, de sus mismas entrañas, como agua fresca, que alimenta y da vida. Un regalo de tierra a los hombre, un regalo del poeta para el pueblo. Busca la altura. Otra vez la idea de la altitud, lo sublime, lo ideal, lo supremo. No es una poesía que queda en las pequeñeces del mundo, sino que sale de ellas para sublimarlo todo. Pero esta agua, además de ser símbolo de vida, da “un agua de coral”, es decir tiene un perfume especial, bello. Se junta la imagen visual con la olfativa, una sinestecia. Su poesía apunta a despertar todos los sentidos del hombre: el gusto, la vista, el olfato, el tacto y el oído. Esta agua de coral sale y moja a todo quien esté cerca, así nadie puede salir sin ser afectado por esta circunstancia. Quien escuche su poesía no puede ser pasivo, no puede mantenerse al margen.
Estrofa III
En esta estrofa aparecen las contradicciones. El verso está cargado de antítesis. Así como sucedía con el puñal, que es un arma, se asocia a una flor, que simboliza la vida, acá la antítesis está dada por los colores que son esencialmente opuestos en la escala cromática, incluso son opuestos en su intensidad, uno es claro, el otro encendido. El verde podría sugerir la esperanza, la naturaleza. Así también es su verso, esperanzador y natural. Tiene el propósito de alentar, de dar nueva vida a los hombres. Pero también es claro, es sereno, sin dejar de ser apasionado. Dos sentimientos que podrían nunca encontrarse, sin embargo en su poesía se encuentran, la pasión de la profundidad y firmeza. Esta pasión también se ve en el color “carmín”, que de por sí es un rojo encendido. Acá está más intensificado. Este es un “carmín encendido”, más intenso que lo que comúnmente es. La pasión que trasmite su poesía debe levantar el espíritu del hombre para luchar contra las injusticias. Martí dirá en “mis versos”: que ama verso que es “ardiente y arrollador como una lengua de lava”. La imagen de la pasión asociada a la lava que quema y arrolla con todo lo que hay a su paso.
La siguiente imagen es la del ciervo herido. Un animal indefenso, que no daña a nadie, ni es agresivo. Su poesía es también un como ese animal. Una víctima de la barbarie y la injusticia de los hombres. El yo lírico siente esto y le duele, lo hiere ver a su pueblo oprimido. El monte, ahora aparece como tal, como lo natural. Este ciervo busco la soledad y el cuidado de la naturaleza para salir sano. Así su poesía se encierra en lo natural, buscando su salud cuando la injusticia sobrepasa al poeta. Vemos el compromiso social, no es un poeta indiferente al mundo que lo rodea, no puede serlo. Lo que pasa a su alrededor lo afecta, es sensible a ello, se siente impotente y necesita recordar su lugar, lo natural, para poder seguir vivo.
Estrofa IV
Es en esta última estrofa que el yo lírico logra concretar su idea. Ha buscado imágenes que expliquen su sentir, ahora sintetiza todo en los dos primeros versos de esta estrofa. “Mi verso al valiente agrada”, no sólo es popular, no sólo quiere que llegue al pueblo y a todos, también apela a una forma de escuchar su verso. Ahora se refiere al receptor. Hay una actitud del yo lírico que escribe que lo hace identificarse con el receptor: los dos son valientes, por eso el verso agrada al valiente, al luchador, al que es capaz de reconocer la actitud de lucha, que no acobarda, no sólo en la pelea, sino en la búsqueda de su interioridad. El valiente, que es capaz de reconocer a otro valiente. Su poesía está hecha con valentía, y no habla del amigo, sino del valiente, que también puede estar en las filas enemigas. Aquel que pueda reconocer la actitud de lucha, es aquel que gustará de su verso, y esa es la actitud con la que se aprecia la poesía de este yo lírico.
Concreta su idea con dos adjetivos “breve y sincero”, dos cualidades que este yo brinda en su poesía. Breve para no aburrir, para no cargar al receptor, y porque las grandes verdades no necesitan muchas palabras. Se dicen en máximas cortas que uno puede recordar siempre. Esa es la clave su poesía. Es una poesía moralizante, así que debe estar en el corazón de su pueblo, y debe ser recordada. El adjetivo “sincero” también nos habla de una conducta ética del yo lírico. Es una poesía confiable. No miente. Dice lo que siente y como lo siente. No hay artificios engañosos. Tampoco hay rebusques para no decir lo que hay que decir. Dice sinceramente lo que piensa. Esta actitud del yo lírico es la aprecia un valiente, esté o no de acuerdo con quién lo dice. Lo importante es que sabe reconocer la valentía de quien no esconde sus palabras.
La última imagen refuerza las ideas anteriores: “Es del vigor del acero/ con que se funde la espada”. Esta última es una síntesis perfecta de todo lo que ha intentado expresar. Su poesía es la materia con la que se hace la espada. Es fuerte, es firme, no se quiebra, no se vende, es la materia prima para la lucha “la espada”. Así sus versos son parte de la ideología de una verdadera revolución. Las armas de nada sirven si las cabezas no cambian.